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Ortega y Gasset y la España de las autonomías

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La modernización y racionalización de las instituciones político-administrativas de España se realizaron con la Constitución de 1812. Fue una ruptura total con el régimen medieval fundamentado en los privilegios señoriales.


La siguiente etapa se inició con el nuevo régimen democrático instaurado en la Constitución de la República de 1931 y en la Constitución de 1978. El profesor Clavero Arévalo dice que no ha habido un proceso generalizado autonómico porque no hay que olvidar que la conciencia autonómica no se dio por igual en todos los pueblos de España; que recuerda las palabras del gran filósofo Ortega y Gasset, cuando condenó en 1931 el intento de hacer una división de dos Españas distintas, una compuesta por dos o tres regiones “ariscas”, y otras por el resto más “dócil” al poder central.


Conviene recordar que el centralismo político-administrativo de influencia francesa, con las variantes en el tiempo, ha estado presente hasta la Constitución de 1978. Ortega y Gasset criticó el centralismo de Madrid sobre la vida local estructurado en provincias. Publicó los primeros artículos en el diario “El Sol”, año 1926, época de la dictadura de Primo de Rivera, por lo que tuvo que camuflar el término “región” por el de “gran comarca” según lo confiesa en su libro “La redención de las provincias”, año 1931.


Ortega y Gasset mantiene la tesis de que la unidad política local es la región. Que el municipio es una entidad local básica para la vida política pero que territorialmente es muy reducido. Añade que la Provincia es en cambio un torpe tatuaje que ha maculado la Piel de la Península; Organicemos España en diez grandes regiones, que son: Galicia, Asturias, Castilla la Vieja, Vasco navarro, Aragón, Cataluña, Levante, Andalucía, Extremadura y Castilla la Nueva. Tendrán un estatuto regional. La nación como tal no puede cuidar directamente la vida local de la región. En la amplitud de la nación del “self-government” resalta que es más breve la enumeración de lo que se tiene para la nación, que lo que se entrega a la región. En principio el Ejército, la Justicia, relaciones internacionales, reservas de orden pedagógico, científico, comunicaciones con todo el territorio nacional, control legal de los actos administrativos del régimen local.


Ortega y Gasset renunció al cargo de diputado del Congreso en protesta por el régimen autonómico regulado en el Estatuto de 1931 sobre Cataluña. Es muy conocido el famoso discurso de protesta del ilustre filósofo, cuando dijo: “No es eso, no es eso”.


Finalizo recordando a otro genial filósofo, Julián Marías, discípulo predilecto de Ortega, que en su libro “La España real”, 1976, expone algunos aspectos negativos de las proyectadas autonomías regionales: Peligro de la financiación de España; la proliferación de los impuestos; la confusión y duplicidad de las funciones públicas estatales y regionales; y el aumento de la burocracia en España.


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