Un cuento de hadas
Para mí la felicidad es bailar

La escultura de La Sirenita, en Copenhague.
En Copenhague he conocido a Vanessa y a Jorge, una pareja de españoles que viven y trabajan en Alemania. Coincidimos en una fiesta, pero durante la celebración no tuvimos demasiado contacto. Fue después, cuando se fueron todos los invitados y quedábamos solo nosotros en el hotel.
Hicimos una cita para tomar algo, ir a un karaoke, o cualquier otra cosa. Mi pasión es bailar, siempre lo digo. Es más, la noche anterior lo declaré en la mesa, para mí la felicidad es bailar. Precisamente estaba hablando con ellos dos.
Así surgió la posibilidad de que yo les preguntara, mientras ponía mi puño de micrófono cerca de sus bocas, qué es para ti la felicidad. Vanessa contestó la primera con una agilidad mental tremenda, dormir, dijo, directamente y al grano.
Jorge tardó más. En esos momentos las dos le hacíamos la pregunta y cada una mantenía su brazo de micro, qué es para ti la felicidad, y Jorge buscaba las palabras, y dijo, no hacer nada, no tener preocupaciones, es decir, estar en el momento presente, pensé yo. No pude evitar entonces acordarme de Pepe Múgica. Recordar sus palabras en Lo de Évole y concluir que eso es vivir.
Era el último día y por la mañana visitamos la escultura de “La sirenita”. Hacía un frío de menos cero grados, pero verla junto al mar, apoyada sobre unas rocas de granito de diferentes colores, conformando una composición divina de una manera tan sencilla y natural, consolaba el alma. Su belleza y melancolía son infinitas.
Por la noche nos vimos en el bar de la recepción, y nos quedamos allí mismo. El frío extremo es bastante agotador, lo mismo pasa con el calor, y empezamos a beber una cerveza negra belga deliciosa mientras nos comíamos un bocadillo vegetariano. Y ya no paramos de hablar y de reír con total confianza hasta la madrugada. Un goce.