La Merkel está triste. ¿Qué tendrá la Merkel? En contestación a los críticos de Europa y América por su briosa campaña de austeridad, ha llegado a decir que la fortaleza de Alemania no es infinita y que un reventón del motor puede convertir en humo el  proyecto europeo. Pero hay un párrafo que no debemos perderlo: “Como ejemplo de decisiones irresponsables los 10 años en los que España permitió que se hinchara su burbuja inmobiliaria”. Van saliendo ya algunas publicaciones sobre el ladrillo especulativo de Aznar y su leyes del suelo. Ahora comprendemos por qué le echaron todas las culpas de la crisis a Zapatero como si ellos no tuvieran nada que ver. Eso de que todos los suelos eran urbanos hasta las plazas y las ramblas no existe solo en Abisinia. Y esa locura de construir aeropuertos sin aviones y grandes obras sin objeto (muchas todavía cerradas) están relacionadas más con la avaricia que con el estado del bienestar. ¿Qué pasa ahora con los bancos enfermos a los que hay que rescatar? Y ¿qué pasa con los que no pueden pagar su hipoteca y ni entregando el  piso adquirido al l8% se libran del deshaucio?  Cantemos las alabanzas de aquellos que tanto nos querían y que ahora nos sacan del pozo con sus refinadas técnicas de ahorcamiento reformista. España es el yate abandonado de Correa, pero ellos ya tienen a quien echar la culpa.