La experiencia nos demuestra que la idiotez en nuestro país es una variable tan expansiva como el aforo del mítico Bar Bonillo, el de las patatas bravas, donde siempre hay sitio en la inexistente terraza. Por lo tanto, no diga jamás que aquí no cabe un tonto más. Y tampoco piense que en política no todo vale, porque hay políticos a los que sí que les vale absolutamente cualquier cosa con tal de intentar salir en la foto de la actualidad. Codazos al margen, merece la pena destacar el intento que desde el grupo municipal del PSOE se está haciendo para encabritar el caso de las trabajadoras de ayuda a domicilio, a las que no se puede aumentar el salario así como así, más que nada porque lo ha dicho una sentencia. Y la solución que aportan los socialistas es de aurora boreal jurídica: quieren transferir a las trabajadoras a una empresa municipal para resolver el tema y esquivar así la resolución. Ya ven que, efectivamente, hay quien piensa que en política sí que vale todo, incluida la prevaricación como herramienta de gestión. Y claro, si pensamos que la responsable de semejante ocurrencia es la persona que el PSOE había propuesto como candidata a la alcaldía, nos asaltan razonables dudas acerca de si los socialistas la escogieron por su minucioso conocimiento de las normativas municipales o por su probada serenidad a la hora de afrontar conflictos laborales. En todo caso, la señora Valverde debería saber que su brillante idea va directamente en contra de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, que se redactó para buscar la eficiencia de los servicios públicos, y que difícilmente obtendría el necesario informe positivo de los Servicios Jurídicos. Llámenme loco, pero creo que los ayuntamientos deben gestionarse desde el rigor y la seriedad, más que nada porque ya se sabe cómo acaban las administraciones en donde los políticos recurren a la remanguillé legal para garantizarse la paz social. Que se lo digan a Chaves y Griñán.