Guardiola, la crisis y Bin Laden
Guardiola, la crisis y Bin Laden
Cuando dimitió Guardiola yo me encontraba exactamente en…." Muchas personas de mi generación pueden recordar exactamente donde se encontraban en el momento que llegó la noticia del asesinato del Presidente Kennedy. Otras, cómo les llegó la de Franco. La generación siguiente tiene fresco el momento en que se enteró del atentado de las Torres Gemelas. Los aficionados al Barça de nuestros días ya relatan, y muchos lo recordarán mientras vivan, cómo se desayunaron con que lo fatídico había ocurrido: Guardiola dejaba el banquillo del Barcelona.
El fútbol es un desmadre total y lo confieso yo, un hincha convicto y confeso. La marcha de Guardiola es para muchos un acontecimiento cataclísmico de superior impacto al choque cósmico que la inefable y ahora olvidada Leire Pajín pronosticaba para cuando se encontraran en la cumbre Obama y Zapatero. Las lágrimas vertidas por mozalbetes y críos por la eliminación ante el Chelsea palidecen delante de los suspiros profundos de los adultos al conocer que el ya mítico Pep tiraba la toalla. En bares, tertulias y tabernas se han desmenuzado las razones de su dimisión y, desde luego su expresión "me he vaciado" será rememorada y repetida por otros en circunstancias similares de abandono de una nave. El eco suscitado en nuestros medios por la noticia ha sido inaudito, buena prueba de la desmesurada importancia que tiene el fútbol en nuestros pagos, pero no pensemos que no ha traspasado nuestra fronteras.
En el momento en que se producía el hecho la noticia saltaba inmediatamente a la primera página de internet de diarios tan importantes como los británicos "The Guardian" y "The Times" y los franceses "Le Monde" y "Le Figaro", en los galos se coló destacadamente entre las noticias de la campaña electoral, amén de varios italianos, belgas etc… Esto apunta no sólo a que Guardiola puede conseguir el contrato que quiera y donde quiera sino a que el fútbol, sigue siendo el rey en el mundo occidental con excepción de Estados Unidos. A nosotros nos habría venido bien que el entrenador culé permaneciera más fechas en el candelero porque su lugar en la prensa internacional ha sido ocupado por crónicas ominosas sobre nuestra situación económica.
La edición del fin de semana del "Financial Times" con el titular"uno de cada cuatro españoles está en el paro" coloca en primera una amplia crónica sobre España que sintetiza lo que se puede leer en otros medios internacionales: el gobierno viene actuando con bastante firmeza, aunque debería ser más radical en ciertas reformas, pero lo mercados y los inversores son desconfiados en dos temas, en la solidez de algunas de nuestras cajas de ahorros y la disciplina de las autonomías. El Financial Times y otros medios se quejan de que Europa no nos ayude lo suficiente.
Por otra parte, la duda sobre la bondad de la excesiva austeridad presupuestaria empieza a abrirse camino en varias mentes. El previsible triunfo de Hollande, que viene quejándose de las recetas austeras de Merkel y Sarkozy, en las elecciones francesas del domingo tal vez lleve a un replanteamiento de todo el enfoque. ¿Hay que mirar algo más al crecimiento sin obsesionarse con la austeridad?
La pregunta está sobre la mesa. La austera Alemania tiene una salud de hierro y una tasa de desempleo mínima. En Estados Unidos, sin embargo, país en el que se sigue mirando con preocupación a Europa, Obama insufló fondos a la economía y la situación ha mejorado levemente. El paro es un tercio del nuestro y la economía creció un 2, 2%. La batalla de las elecciones, pese a todo, se continúa jugando en el terreno económico. Obama, levemente favorito a seis meses del escrutinio, ganaría si el desempleo sigue descendiendo. Veremos. Estos días, con todo, el gobierno saca pecho con una cuestión no económica. El dos de mayo fue el primer aniversario de la eliminación de Bin Laden. A Obama, en contra de lo que decían sus enemigos, no le falló el pulso para ordenar que lo capturaran o lo mataran. Los estadounidenses se sintieron orgullosos.
No es extraño, en consecuencia, que