Barracones, confites y datos
La estadística, esa sobrevalorada ciencia por la que si mi vecino se zampa dos pollos resulta que al final yo me he comido uno, podrá tener todos los fallos que queramos, pero es uno de los pilares que sostienen al periodismo a la hora de denunciar carencias y cumplir con el sereno y sacrosanto deber de contar las cosas que pasan. Y lo que pasa es que los niños almerienses van a empezar el curso escolar 2018-2019 con graves problemas infraestructurales que no han sido resueltos por la Junta de Andalucía. Ya saben que el obrador de confitería informativa de la Junta prepara cada inicio de curso bandejas de datos convenientemente edulcorados y espolvoreados con la indiferencia con la que en estas tierras se miran las carencias cuando vienen son el sello blanquiverde de los mandamases de Sevilla. Pero lo cierto es que Almería terminó el curso pasado siendo la provincia con más aulas prefabricadas de toda Andalucía y vamos a iniciar el nuevo curso encabezando otra vez este vergonzante palmarés, que demuestra la eficacia y el éxito que están suponiendo para Andalucía estos casi cuarenta años de sistema educativo socialista. Sí, ya sé que decir esto desafina en la coral de satisfacción decretada que entona cada septiembre el PSOE almeriense, pero qué le vamos a hacer. Almería comenzó el curso pasado con 67 barracones -tan sólo cinco menos respecto al año anterior- repartidos entre 35 colegios públicos, y así vamos a comenzar este nuevo curso. Es algo en lo que pensarán -supongo- los padres (o “personas cuidadoras” A y B, como creo que se dice ahora en esa mascletá de la idiotez que es discurso políticamente correcto) de los casi 1.600 alumnos y alumnas afectados y afectadas por esta constante demostración de incapacidad de gestión y gestiona de la Junta. Pero bueno, que no se preocupen, que esto lo solucionamos pronto: vamos a desenterrar a Franco. Menos mal.