Problemas de riego en Almería
Tener memoria es revolucionario. En estos tiempos de post-verdad y realidad adobada en las redes sociales, acordarse de algo pasado empieza a ser un gesto insólito, porque a casi nadie le interesa algo distinto a lo que no sea el ahora. Cada vez son menos los que hacen el ejercicio de detenerse a pensar que los “ahoras” son fruto de algunos “antes” y que ese conjunto determinará los “después.” Preferimos el relato lineal del “ya” sin entrar en la complicación de recordar de dónde venimos. En ese escenario, el cinismo político echa raíces como una lenteja entre algodones húmedos. Y así, no nos debe extrañar que el PSOE almeriense se ponga ahora estupendo y exija al Gobierno de Mariano Rajoy “que ponga solución al déficit hídrico de nuestra provincia”. El PSOE almeriense, insisto. Y supongo que si salen a decirlo es porque han calculado que ese mensaje puede funcionar entre los amantes del “ahora”. Y yo no sé si usted se acuerda, pero yo sí que recuerdo que fue un gobierno socialista presidido por Rodríguez Zapatero el que derogó el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro, que contemplaba transferencias de agua entre el bajo Ebro y las cuencas de Cataluña, Júcar, Segura y Sur. Es decir, Almería. Fue entonces cuando apareció la ministra socialista Cristina Narbona, asegurando que las desaladoras eran la solución definitiva. El PSOE aplaudía entusiasmado y aseguraba que el PHN era “una burra muerta” (sic). Estábamos entonces al inicio del verano de 2004 y ya nos ha dado tiempo a comprobar que la desalación es un complemento muy caro que no termina de aportar el caudal que necesita la España seca. Y ahora podríamos hacer el ejercicio, tan melancólico como inútil, de pensar cómo serían las cosas con el PHN activado, pero no tiene sentido. Tan poco como pensar, como hace ahora el PSOE, que el problema de riego lo tenemos los almerienses en el cerebro.