No todo lo que hizo Zapatero estaba mal. Su modelo de RTVE, basado en la profesionalidad y en el talento de técnicos y trabajadores tiene hoy un resultado aceptable hasta por el mismo partido conservador que, en otro tiempo, llevó al de León por la calle de la amargura informativa. No hace falta recordar a los directores con carnet , al uso sin tasa del decreto ley como comodín para describir el constante malestar de los que hacen televisión hoy día según el modelo PP, para algunos casi una forma casi totalitaria de entender el servicio público y de a ganar elecciones La minoría parlamentaria que ahora castiga al partido conservador ha obligado a los de Rajoy a dar por bueno el modelo socialista. Dígase lo que se quiera siempre hay dos maneras de ver este servicio público de enorme trascendencia para la vida ciudadana: el modelo Zapatero basado en la confianza y credibilidad de los profesionales , y el modelo PP para quien el medio es un poderoso instrumento para ganar las elecciones . Por ello no se deben dejar en manos de inexperto los intereses del partido. El poder televisivo no sería en este segundo caso más que una derivación del otro poder político general que todo lo abarca y comprende, un aparato entre aparatos. De ahí que se busque la unanimidad de los partidos para efectuar así los nombramientos castigando e l enchufismo estéril y otras perversas maneras de elección. En este acercamiento de los grupos ´ el PSOE se valdría de una mayoría cualificada de consenso mientras que el PP rebajaría la mayoría absoluta para nombrar a los responsables de la “ Caja Tonta” El ciudadano corriente y moliente no olvida las protestas de los trabajadores en estos años pasados a causa del “ aquí mando yo. En realidad los dos modelos chocaban en televisión del mismo modo que chocaban los encendidos discursos en la lucha parlamentaria o la protesta callejera se enzarzaba a palos contra la policía. Como dicen los Consejos informativos de RTVE (TVE,RN y TRVE) estos acercamientos impulsados por la buena voluntad de los negociadores constituye “un motivo de esperanza para recuperar un modelo de radiotelevisión pública de consenso”