Estoconazo
Estoconazo
Con el cartel de "no hay billetes" en taquilla, las autoridades políticas catalanas consumarán esta tarde en la Monumental de Barcelona su feo estoconazo a las corridas de toros, que serán prohibidas oficialmente cuando salga el último espectador del coso. De un plumazo, la cuadrilla dirigente de la política catalana fulmina una tradición secular que, en su obsesivo delirio aldeano, consideran ajena a la raíz sociocultural catalana y portadoras de rancias esencias de españolismo reaccionario. Menuda panda de golfos e ignorantes. Golfos, porque se escudan en razonamientos de corte perroflautil sobre la naturaleza agresiva de la Fiesta y la defensa del toro, mientras que permiten los correcalles de toros por los muelles, e ignorantes porque obvian el hecho constatable de la afición taurina en Cataluña (los toros se van a prohibir con la reventa a todo trapo) o parecen olvidarse de que en Barcelona llegaron a existir tres plazas a la vez. Pues bien, llevados de ese atormentado complejo nacionalista que les obliga a diferenciarse hasta extremos grotescos de toda referencia española, han acabado convirtiendo en prácticos delincuentes a todos los aficionados catalanes y, en el colmo del disparate, han convertido a Francia en el punto de referencia de algo tan español como los toros para los seguidores de Cataluña. Estos modernos de pacotilla han vuelto a condenar a miles de ciudadanos a que, como en tiempos de Franco, tengan que volver a ir a Perpiñán a ver espectáculos prohibidos por la casposa autoridad. En lugar de respetar la libertad y dejar que sea el mercado el que regule la viabilidad y el futuro de este espectáculo, tiran del ordeno y mando y echan el cierre. Eso sí, cuando a ellos les interesa, bien que desobedecen las leyes. Pues desde aquí, animo a los seguidores taurinos catalanes a que hagan con esta prohibición lo mismo que ellos han dicho que van a hacer con las medidas de respeto y equiparación del español: pasárselo por la taleguilla.