Estoy cada día más asombrado de las respuestas que se están dando al impuesto a los ricos. Hace unos meses esta discusión no existía pero la crisis de la crisis ha puesto a los que amasan mucho dinero en el más alto candelero. No voy a traer aquí todas las respuestas que se han dado en torno a este jodido asunto. Yo sé que merecían una voluminosa antología pero por el exiguo espacio del que dispongo, diré solo unas cuantas. Cuando le preguntaron a González Pons si su partido era partidario de imponer este impuesto, contestó sin titubear: de ninguna manera. Con el tiempo la respuesta se ha hecho militante y ahora hasta los presidentes autonómicos del PP se reúnen para que este supuesto avasallamiento del bolsillo pueda producirse. Para Rajoy el impuesto a los ricos es una pamema electoralista que no va más allá del 20 de noviembre. Según un baranda de la CEOE el impuesto a los ricos no crea empleo, lo que crea empleo es el crecimiento del consumo. La incógnita pasa ahora por saber cómo se hace el dichoso aumento del consumo cuando no hay empleo ni esperanza de tenerlo. Hay respuestas verdaderamente surrealistas. Por ejemplo, un pobre de solemnidad afirma que no debe penalizarse a los ricos porque cuando él sea rico tampoco le gustará pagar más por sus altos ingresos. Por lo visto piensa fundar un banco o hacerse del PP ahora cuando gane las elecciones. Por último quiero apuntar la tesis más socorrida y es que los ricos nunca pagaron ni pagarán. Saben muy bien esconder sus tesoros y esto no crean que lo dice gente desalmada, lo repiten banqueros, empresarios, burócratas y demás acompañamiento secreto. Es de una grandeza moral casi trágica ver a Rubalcaba predicar el impuesto a los ricos como una salida extrema al déficit de este país. Dice la Cospedal (cuidado con ella) que el PSOE ha llenado a España de pobres pero de unos pobres, añado yo, que ya no votan al socialismo. Entonces a ver como salimos de este atolladero. ¿Flexibilizando el despido? ¿Favoreciendo al gran capital? ¿No tocando a los ricos? ¿Cantando la internacional conservadora? Coño, qué gozada.