Primo Camacho, siento escribirte, ya que estos momentos son los que nadie quiere que sucedan, pero un toro “ilidiable” te ha echado mano y como los grandes toreros, pasarás a la historia, la de nuestra Almería. Estabas puesto en los carteles del cielo, el 10 de mayo y nosotros sin saberlo… así suceden las cosas.

Muchos son los amigos, los rincones y los momentos que has regado por donde has estado. Tus aficiones, tu forma de ser y de vivir no van a pasar desapercibido ya que son muchos los amigos que has dejado por aquí.

Primo, nunca te he declarado mi admiración hacia ti, quizás por que no nos poníamos a adularnos, pero si que echo de menos confesarte que he sentido siempre mucho cariño de tu corazón. Que has sido mi mejor embajador y cronista de las faenas y tardes de las que presumías con mucho orgullo de tu primo. No creo haberte dicho que Te Quiero y que nunca me olvidaré de ti. Que te echaré de menos; cuando me tome un café, antes de entrenar con los chavales de la escuela taurina. Que no verte merodeando por la plaza de toros no va a ser fácil, que sin ti en el tendido esperando a verme dar la vuelta al ruedo empuñando tu mejor cuadro dedicado con tu mejor pintura no va a ser nunca lo mismo. Menos mal que estuviste acompañándome hasta “nuestro último paseíllo” en la plaza de nuestras mejores tardes.

Solo puedo decirte que gracias por tanto cariño, tanta admiración, por ser mi mejor seguidor y mira por donde, ahora me estoy dando cuenta de que el maestro has sido tú y yo tu admirador…

Quiero que sepas, que siempre estarás en un lugar privilegiado de mi corazón.

Y que en casa estarás siempre presente.

Besos, primo.