Aterida de miedo a abrir su corazón y contar el espanto de lo que ha sido su vida, pero armada con el valor de quien intuye que ya no puede sufrir más, Mariame llegó el jueves a la sala de juntas de LA VOZ.
Acompañada por un psicólogo y varias profesionales de Accem, la organización que la cuida y da cobijo y ayuda en Almería, Mariame fue desgranando el rosario de crueldades en las que ha vivido en solo 24 años de una vida marcada por los abusos y las violaciones de un padre, que tras dejarla embarazada, la repudió, de una familia que la abandonó y de unas mafias que la sometieron al horror de las más brutales agresiones sexuales, el robo y la esclavitud.
Tiene tanto miedo que el recuerdo le atormenta hasta la vulnerabilidad más conmovedora. Huye de las fotos y solo quiere vivir en paz. Una paz que ha encontrado en Almería, en las plazas del Zapillo que tanto le gustan, y a cuya Alcazaba ya ha subido tres veces.
Bienvenida Mariame. Ya eres una almeriense más.
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