¡Vamos Argentina!

Sólo deseo que mi querida Argentina no gane sólo el Mundial de fútbol

Alberto Gutiérrez
09:00 • 24 dic. 2022

He dedicado un tiempo de mi vida a viajar por el mundo. Descubrí lugares increíbles. En algunos viví aventuras de lo más variopintas, porque quería conocer lo que había al otro lado de Aqaba, o sea, de mí mismo. Un puñado de países se quedaron definitivamente anclados en mí. Me sucedió con México, Cuba, Ecuador y Argentina, que me atrapó como a Joaquín Sabina la chica que conoció en el rastro: ojalá que estuvieras conmigo en el Río de la Plata, cantaba en la Plaza de Mayo, adiós, cuídate. Amo Argentina como se ama el tango que bailaban aquellas parejas en la porteña avenida de Corrientes en una noche de estío.



El pasado domingo, cuando la final del Mundial, regresábamos de Madrid junto a mi cuñada argentina y mis cuatro sobrinos, españoles, pero con medio corazón alojado en el país austral. Conducía yo la furgoneta. Escuchamos el partido en la radio. El once de Scaloni marcó dos goles. Todo iba bien. Valeria, mi cuñada, se puso entonces al volante y empató Francia. ¡Hay que volver a la situación de antes!, dijimos medio en broma medio en serio, embriagados de superstición. Paramos y volvimos a ocupar los sitios anteriores en el vehículo. Bueno, ya saben, la albiceleste se repuso y ganó. Obviamente, fue clave nuestra decisión para la victoria. Lo saben hasta los esquimales de Laponia, que no hablan de otra cosa.



Celebré el triunfo en parte como si fuera España. Me alegré por los pibes, por mi familia de allá, por aquel inolvidable verano en Costa Esmeralda, por el magnetismo de Perito Moreno e Iguazú y, por supuesto, por la recopada Buenos Aires, que añoro tanto como Sabina a la chica del rastro que vendía soldaditos de lata.  Sólo deseo que mi querida Argentina no gane sólo el Mundial de fútbol, sino que se levante de una vez de su letargo histórico, de su larga estancia en el purgatorio político, social y económico. Que se lo crean, que se armen de coraje, como dice Antonio de la Torre en el anuncio de Campofrío de este año. Ese mismo coraje que les ha llevado a conquistar la gloria en el pasto. ¡Vamos Argentina!









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