Las luces de Almería deberían estar en la cabeza

El encendido navideño se adelanta cada vez más en la ciudad a pesar del oneroso coste

Luces de la Navidad pasada brillando en el Paseo de Almería.
Luces de la Navidad pasada brillando en el Paseo de Almería.
Manuel León
23:10 • 23 nov. 2022

Hay un chino al que llaman Xinlang (podría ser también Chinlang) que gobierna uno de esos macros en la zona de Cortijo Grande. Ayer le pregunté cómo iban las ventas, en general. Y él quiso ser preciso como Pedri: “Este año se venden pocos arbolitos y luces de Navidad”.  Un comentario que se me antojó una brújula para saber cómo de preocupada anda la gente doméstica con el recibo eléctrico. Todo lo contrario que el Ayuntamiento de la ciudad que tira con pólvora de rey: este año se iba a adelantar el encendido de luces al 25 de noviembre (el año de 2005 cuando se ataban los perros con longaniza en Almería se encendieron el 6 de diciembre), pero se ha postergado al 2 de diciembre no por ánimo de ahorro, sino por no coincidir con las manifestaciones del 25N. El año con la energía más cara es el año que Almería decide participar en una estúpida carrera de cuadrigas a la que no es ajena casi ninguna ciudad española, con Vigo a la cabeza, en una especie de ‘Locura de Níjar’. No vale que se haya recortado unas horas su encendido, que son como el chocolate del loro en la factura. 



Sonaría esta competición -de querer encender los farolillos antes que nadie-  a un concurso de lanzamiento de huesos de aceituna, como el que se celebró hace unos días en Canjáyar, si no fuera porque la factura  de Endesa o de Ibedrola la pagamos todos y supera el medio millón de euros con el coste de la instalación de la cordobesa Ximenez. No se quiere más la Navidad por tenerla abierta casi un mes y medio: desde el 25 de noviembre al 6 de enero. Lo que se eterniza pierde la gracia. Un mes y medio con las luces encendidas es una costosa extravagancia que solo se entiende por la presión de comerciantes y hosteleros en año electoral.  Pero quién no presiona a su ayuntamiento, desde un taxista a un feriante, desde un aparejador a un presidente de Cofradía. El valor de gobernar es también el valor de tener la valentía de decir no cuando haya que decir no. Muchos comerciantes sensatos intuyo que no aprueban tanto adelanto incandescente. Nadie va a comprar más zapatos porque haya más luces en las calles. En la hemeroteca flota un proyecto de Decreto de ahorro lumínico de la jovial  Consejería Azul instando a no encender luces navideñas en toda Andalucía antes del 8 de diciembre. Pero, por ahora, sigue en un cajón de la sevillana Avenida Manuel Siurot.









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