¿A qué tenemos miedo?*

Mar Verdejo
14:00 • 15 dic. 2018

*Hace diez años escribí este artículo de opinión que se publicó en La Voz de

Almería. A día de hoy, para mi pesar, no cambiaría ni una coma, pero en estos

diez años he aprendido que a este miedo se le combate desde la compasión.



“Para saber quiénes somos tenemos que saber de dónde venimos, y cómo ha ido transcurriendo nuestra historia. Una historia llena de penurias, lucha y desafíos al medio, y a los saqueadores de nuestros recursos naturales y humanos, que no invertían nada en nuestra tierra para que fuese más próspera. Realmente da para un guión de película americana. Basta con echar un vistazo al libro de José María Ridao “El Pasajero de Montauban”, el cual a través de un relato corto da un pequeño paseo por nuestra historia, y alaba en lo que nos hemos convertido gracias a nuestro esfuerzo, y a que somos una tierra de acogida, hospitalarios y solidarios.


Pero no hay que olvidar que también hemos sido un pueblo de emigrantes donde muchos de nuestros antepasados tuvieron que buscar sus sueños y oportunidades en otras provincias o países, algunos regresaron con un más que decente capital, pero otros anclaron las raíces allá donde depositaron sus esperanzas. ¿Quién no tiene un familiar cercano en esta situación?



Que hemos sido una provincia con verdaderas miserias no es un misterio, en la década de los 60 escritores como Juan Goytisolo fue uno de los primeros en denunciar esta realidad en sus obras “Campos de Níjar” y “La Chanca”. De todos es sabido que han sido libros prohibidos, ya se sabe que la realidad muchas veces hay que ocultarla... ¿por vergüenza?

No nos debemos avergonzar de nuestro pasado porque esto ha hecho que seamos lo que somos, y sólo hay que hacer un pequeño recorrido en estos últimos 40 años para darnos cuenta del boom económico que hemos tenido y del bienestar social del que la mayoría gozamos. Aunque aún hay mucho qué hacer, pero esto es otro tema.



No creo que seamos racistas. Lo que sí somos es intolerantes con la pobreza junto a nosotros. Si tuviésemos que acoger en nuestra casa a un jeque árabe, a una de las grandes estrellas de la NBA, o cualquier premio Nóbel o de literatura no tendríamos ningún problema en recibirlos, les haríamos grandes honores con nuestras mejores comidas, tertulias..., les presentaríamos a todos nuestros familiares, amigos y conocidos. La pobreza es un fantasma que nos asusta a todos, y no es algo nuevo en nuestra historia. 


Dentro de unos días celebraremos el nacimiento de Jesús de Nazaret, y nació como uno de los seres más pobres de la tierra, y además extranjero en tierra extraña, ¿qué casualidad? este niño ha sido y es la esperanza de millones de personas 2.000 años después...


El futuro sigue estando en los niños, y por tanto en sus familias, y de esto saben mucho en otros municipios de la provincia, con programas orientados a la convivencia de esta multiculturalidad de la que se sienten muy orgullosos, y con razón, ya que hacen que las familias se reúnan y vivan en paz.


¿Cómo podemos negar a los niños que son nuestro futuro derechos tan elementales como los de nuestra Constitución Española o tan básicos como los de los Derechos Humanos? Debemos recuperar nuestra memoria histórica, porque es la base de lo que somos y quienes somos, y eso nos hace ser auténticos con personalidad propia, nos hace ser respetados en el resto del mundo como trabajadores, ingeniosos, luchadores ante las adversidades...,además de solidarios y tierra acogedora (no olvidemos lo que significa ser una ciudad con puerto).


Tememos quizás a la inseguridad que está ahí, pero que no hay que magnificar. Hemos sido capaces de vivir y trabajar para crear una ciudad de diferentes creencias y culturas, siempre viviendo con respeto. Hay que informar y poner los medios necesarios para ello, a nadie le gusta vivir con miedo o temores.


No debemos olvidar que antes éramos una ciudad pequeña en la que nos conocíamos todos, y ahora quizás ni conocemos a los vecinos y ni lo que hacen, este cambio en la demografía hace que en poco tiempo nuestra realidad haya cambiado muy rápidamente, y tenemos que adaptarnos como siempre hemos hecho. Vivimos en una ciudad moderna como podría ser cualquiera de hoy en día en Europa, con los mismos problemas, donde todos queremos que se hagan realidad nuestros sueños y anhelos.


Sé que vamos a trabajar una vez más todos para afrontar juntos el futuro, sin miedo a la pobreza, y para poner los medios necesarios para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, vivan en paz, sin lo que nos digan unos y otros, como siempre hemos hecho”.


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