“Señor Gobernador lo que ocurre en Variedades es intolerable”

Mauricio Rodríguez
22:15 • 19 ene. 2017

Con este titular en “El Diario de Almería” se despertaban los almerienses el 17 de julio de 1920. ¿Qué habría sucedido en el Teatro-Circo de Variedades para enfadar tanto al gacetillero de aquél medio? 
Tres noches antes se había producido el gran estreno de la zarzuela “Las Corsarias”, estreno que vino precedido de un llamativo aviso en otro periódico de la época, el “Crónica Meridional”, se vendía como “obra sugestiva y alegre”; los almerienses podían por fin asistir al estreno de esta obra lírica en tres cuadros con libreto de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez puesta en música por el maestro Francisco Alonso. Obra que había sido representada hasta tres veces, en el mismo día, cuando se estrenó en Madrid en octubre de 1919. La cartelera lírica de aquél año estaba de suerte, ¿o tal vez no si tenemos en cuenta el contenido de la trama? 
“Lo que viene ocurriendo nos obliga a salir de nuestro mutismo” seguía relatando el periodista, pues en la obra se contaban chistes de “brocha gorda y de un color verde marcadísimo”; sea como fuere, la obra anunciada como “alegre” terminó siendo tachada de sicalíptica, término teatral del siglo XIX usado para denominar a las obras con intención maliciosa y fondo sexual. La trama, unos frailes secuestrados y rifados para ser casados con un grupo de mujeres, llegó a alterar tanto al público almeriense que un grupo de señoras tuvieron que abandonar el Variedades ante los excesos que se decían.
“Eso ni es arte ni puede hacerse ante un público que merece más respeto, aunque no sea más que por cortesía a las damas”, lo cierto es que en otras grandes ciudades, como Bilbao, la obra  también levantó ampollas y suscitó ríos de tinta en los medios de la época, tanto que el periódico bilbaíno “La Gaceta del Norte” se convirtió en adalid de la moralidad y emprendió una cruzada personal contra toda salida de tono en las tablas.
La Sociedad Anónima de espectáculos públicos de Almería, empresa que arrendó el teatro en esos años, declaró ante Hacienda que en 1920 perdió en el Variedades la considerable cantidad de 2396 pesetas, casi el 25% del capital social total, una buena suma que deja claro que no eran buenos momentos para el teatro lírico y que en ocasiones había que buscar desesperadamente aquellos libretos poco morales pero en definitiva humorísticos para llenar el patio de butacas aunque la mojigatería de una parte de la sociedad lo reprobara.
¿Cómo terminó el problema? La queja de parte de la sociedad almeriense no debió sorprender demasiado ya que, además de no llamar la atención del señor Gobernador Sanz Matamoros,  la obra “Las Corsarias” volvió a ser representada cuatro días más tarde, de nuevo, en el Variedades. De éste reestreno no se hizo eco la prensa, hemos de suponer que el resto de funciones de la cartelera del día equilibraron las plumas de la moralidad social.


 







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