“En el discurso del paseo de la fama y el cine en Almería, me siento marciano”

José Francisco Montero es psicólogo y escritor cinematográfico

José Francisco Montero en la zona de La Ballena, junto al Cable Inglés.
José Francisco Montero en la zona de La Ballena, junto al Cable Inglés. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 01 sept. 2019 / actualizado a las 11:36 • 01 sept. 2019

Trabaja como psicólogo con familias con menores en conflicto, ámbito en el que no soporta “las recetas fáciles, ni el moralismo bienintencionado”. Sin embargo, para que le brillen los ojos y a veces se indigne, es necesario sacarle dos temas: el cine y Almería. Es autor de libros como ‘Paul Thomas Anderson’, un estudio sobre el director de ‘Magnolia’



¿Se nos ha olvidado educar o hemos delegado en el móvil? 



No creo que se nos haya olvidado educar, tal vez incluso educamos más que nunca si pensamos en lo que nos cuentan de otras épocas, cuando se hacían cosas que hoy nos parecerían una temeridad: yo salía solo siendo muy pequeño de mi casa de El Zapillo y no volvía hasta muchas horas después. Los padres de hoy se quejan muchísimo del móvil y sin duda hay excesos que generan dificultades en las relaciones y la atención. Pero no soy nada apocalíptico, no es bueno verse con los ojos de la nostalgia.   



Hemos pasado de la generación de nuestros abuelos que apenas daba nada a sus hijos a la nuestra, que lo damos todo. ¿Qué es peor?



Antes no se daba nada porque apenas tenían nada que dar. No soy un buen ejemplo, intento dar lo que puedo a los míos. Sí creo que no es un buen aprendizaje obtener las cosas sin habértelas ganado. Fomentar la idea de que se tiene derecho a todo genera tiranos monstruosos. 



¿El WhatsApp tiene parte de culpa de los males de nuestro tiempo?



No, lo que ocurre es que en las redes sociales y el WhatsApp nos convertimos en objeto de consumo y en datos. Hay atentados de privacidad y somos víctimas y cómplices, pero ¡joder, es que es muy útil! Lo que ocurre es nos enamora y,  como todos los amores, tiene sus sombras. 



     

¿Qué opina cuando lee los titulares sobre educación del juez Calatayud?

No hablo como psicólogo, sino como individuo: no soporto este moralismo bienintencionado. Estoy harto de recetas fáciles y de que nos digan lo que tenemos que hacer. 


Le propongo un reto: diga algo que le guste del Festival Internacional de Cine de Almería, Fical.

(Piensa). No estoy tardando a propósito. (Risas). Realmente no lo conozco porque para una persona tan interesada en el cine como yo carece de interés. 


Después de aquel artículo crítico, ¿le han prohibido la entrada? 

Tengo muchas dudas de que lo leyeran o, si lo hicieron, de que les importe lo más mínimo. Nunca he tenido ningún problema con ellos, tampoco me invitan a nada, pero en cierto modo es normal. Si el cine fuera lo prioritario, supongo que sería lógico que ellos se plantearan aprovechar de alguna forma mi experiencia y a mí me interesara aportarla.  


¿Para qué sirve el oficio de crítico de cine?

El problema es que a veces se ha usado como parte de un engranaje comercial. Hay presiones para hablar bien de una película, y luego está la honestidad de cada uno.


Me han dicho que una película japonesa le puede definir más que otra rodada en Almería. ¿Por qué?

Sí, hace años tuve una polémica por el tema del fetichismo del cine rodado en Almería. Deberíamos trascender de eso, porque esa endogamia solo lleva a la muerte y a la esterilidad. Hay una postura que me molesta ideológicamente como de siervo hacia los americanos que vinieron a rodar. A veces se gastan dinero y energía en cosas que a mí me parecen chorradas como homenajes y estatuas. ¿No es mejor comprar libros y DVDs? 


Claro que a mí me hizo ilusión comprobar un día que un plano de ‘El reportero’ se filmó casi exactamente desde el sitio donde trabajaba. Pero tal vez una película de una cultura tan distante como la japonesa dice más de mí que una mierda que se rodó a 200 metros de mi casa. ¿O es que creemos que a los buenos aficionados al cine, críticos y cineastas les importa saber que Schwarzenegger estuvo en tal sitio y se tomó unas tapas? 


Defina la cultura en Almería.

Ahora es cuando pasa una bola del desierto. (Risas). Me imagino que sí hay movimiento cultural y cosas interesantes, pero prácticamente todas fuera de la vía oficial. Una cosa es la cultura y otra la farándula y el uso político de la cultura. Pero, joder, yo hago cosas desde aquí y, como yo, hay otra mucha gente. 


¿Se siente un extraño en su tierra?

A veces sí. En cuanto al tema del cine y a cómo lo veo confrontado con el discurso oficial y las estrellas del paseo de la fama, me siento un marciano total. Pero hay otros marcianos aquí. Y, además, me gusta vivir en Almería.


¿Cómo mejorar cuando para nuestros políticos ya es la mejor ciudad del mundo?

Sería clave aumentar el pensamiento crítico.  A esta gente habría que hacerle sentir vergüenza, yo le diría que o lo demuestra con datos objetivos o le pongo la cara colorada. 


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