Willy Rodríguez: la mirada detrás de millones de visitas

Cuando Guillermo Rodríguez decidió convertirse en Willy Rodríguez el drama sobrevoló sobre su familia: un joven de veintipocos que caminaba por el tan prestigioso mundo de la ingeniería de Telecomunicaciones había decidido dejarlo todo por el arte. Y no un arte cualquiera, sino uno con nombre inglés, Visual Communication, tan difícil de pronunciar como de explicar cuando les preguntaran  "a qué se dedica tu hijo". 

Pero la incertidumbre inicial se ha convertido en un orgullo tan grande que al propio Guillermo,  ahora oficialmente Willy Rodríguez, Director Creativo de Vídeo de Artistas en la multinacional Sony Music, le llega a dar apuro cuando surge en público. "Cuando dicen que he trabajado con este artista o con el otro me da incluso un poco de vergüenza, no me gusta que piensen que presumo de ello. Se le debe dar la importancia justa a las cosas", afirma este joven de 30 años nacido en Madrid, pero que, desde "los cero años hasta los 17", como asegura él con la ilusión del que ama una tierra, ha vivido en la capital almeriense. Y este artista o el otro, a los que se refiere, no son cualquiera. 

Millones de visitas 

Ahora, en su papel de director de vídeos musicales en la multinacional ha contado historias en videoclips de Melendi, como el de ‘Destino o casualidad’, que suma más de 400 millones de visitas en YouTube. Y ahí está, la mano, el ojo y el sentido cinematográfico de un joven que creció viendo Spaghetti western y que ahora pone imágenes a vídeos de artistas como Alejandro Sanz, Aitana, Nach L.A. y Kase-O, entre muchos otros, y que logró el premio 40 Principales a Mejor Videoclip Nacional en 2018 con la canción ‘Déjala que baile’, de Melendi, Alejandro Sanz y Arkano. Además de una nominación a los premios Latin Grammy.

Pero detrás de tantos logros profesionales si algo aflora en una conversación relajada con Willy Rodríguez es la ilusión que le ha movido a lo largo de toda su carrera: desde que trabajaba como creativo en Yelmo Cines hasta los cuatro años que pasó grabando más de 100 videoclips a bandas emergentes y desconocidas sin ver un duro. “Yo había decido tomar ese camino y voy hasta el final”. 

Porque Willy es trabajo y humildad, la de un chico que pasó por algún que otro colegio en la capital, como La Salle o el Alhadra, y que ahora acaba de llegar de rodar en Tokyo, que también ha grabado en Nueva York, Miami, México  y en Islandia, y que es capaz de reducir su papel en la industria musical a ser “la cabeza” que logra convertir en imágenes las canciones de los artistas. "Soy como un chef que escoge los ingredientes adecuados y juega con ellos para dar lugar a videoclips. Que es un trabajo muy difícil, eso sí, porque cada artista es de una manera y poder ponerle imágenes a todo lo que ellos tienen en su cabeza hay ocasiones que es verdaderamente difícil. Pero yo quiero contar historias en los cuatro minutos que dura el videoclip y eso es lo que intento, y a los artistas les gusta”, explica .

Dedicación

En su profesión  no tiene horarios, pero siempre encuentra en su agenda algún hueco para llegar a esta tierra del Sur que recuerda con “tanto cariño”, porque fue aquí donde, sin que ni él mismo fuera consciente, su pasión por el cine se desarrolló hasta llevarlo a donde está .  

Una pasión que en la actualidad le permite trabajar con los mejores artistas musicales del panorama actual y que quiere hacer realidad en forma de cortometraje en la provincia. “Estoy preparando un proyecto grande en Almería, que tiene mucho que ver con el desierto y con todas las influencias que tuve aquí cuando era pequeño”, apunta Rodríguez, que tiene entre ceja y ceja cambiar, a través de sus historias audiovisuales. la percepción que muchos foráneos tienen de esta tierra: “Mucha gente dice que Almería es fea, pero no es una ciudad fea  y siempre digo que tiene un encanto especial. Cuando has vivido conoces los rincones que otra gente no llega a conocer y descubres cómo es esta ciudad de maravillosa”. Pero los que no lo sepan, seguro que lo descubrirán gracias a él y a su mirada especial tras la cámara.