Una historia del anarquismo en Almería

Antonio Ramírez publica con la UAL un ensayo con 400 microbiografías de anarquistas

Comité de presos anarquistas.
Comité de presos anarquistas. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 20 mar. 2019

Carlos Cueto venía de una familia hidalga de Berja. A pesar de ello, se integró en el movimiento libertario de Almería. Escapó de la guerra porque su madre -que había perdido a otro hijo- movió Roma con Santiago. Fue acusado de hacer las listas del campo de concentración de Turón.




Pérez Burgos pertenecía también a la alta sociedad, de hecho, su boda apareció en la prensa de la época. Sin embargo, destacó como un activo anarquista. Con la contienda consiguió exiliarse a Argelia, donde dirigió el periódico ‘Sociedad Obrera’. Era pariente del actual senador Luis Rogelio Rodríguez-Comendador.




Se trata de dos de las 400 microbiografías de anarquistas almerienses que recoge el libro ‘Aunque nos espere el dolor y la muerte. Historia del movimiento libertario en Almería’, del investigador Antonio Ramírez y publicado por la Editorial de la Universidad de Almería (UAL). Un libro que se presenta este jueves 21 de marzo, a las 20 horas, en el Centro Unicaja de Cultura (Paseo de Almería, 69) en un encuentro en el que el autor estará acompañado por el catedrático de Historia Contemporánea de la UAL, Rafael Quirosa-Cheyrouze, y el director de Canal Sur en Almería, Antonio Torres.







“Hay otras muchas figuras como la de la única mujer fusilada en Almería, Encarnación Magaña, pero Carlos Cueto y Pérez Burgos tienen la peculiaridad de que vienen de familias bien posicionadas cuando lo habitual es que el anarquismo se nutriese del campesinado”, apunta a LA VOZ Antonio Ramírez.




Este ensayo histórico, que se remonta al año 2010, tiene su origen en el trabajo de doctorado del investigador almeriense y en su empeño por rebatir el hecho de que el movimiento anarquista tuviese más trascendencia en Andalucía occidental.




En la provincia de Almería, la primera sociedad obrera surgió en Berja en 1873, y luego se creó otra en Adra. “Existe una tradición anarquista con más de 140 años de historia en el Poniente almeriense, que surja en esta zona tiene que ver con las explotaciones mineras, pues su origen está ligado a un incipiente proletariado industrial. También fue determinante la proximidad de Granada y Málaga”, indica.




Avatares históricos
‘Aunque nos espere el dolor y la muerte. Historia del movimiento libertario en Almería’ abarca desde la década de los 70 del siglo XIX hasta la Transición democrática. Un periodo amplísimo en el que se refleja cómo las ideas anarquistas fueron duramente reprimidas en la Restauración y las organizaciones libertarias llevaron una existencia precaria hasta comienzos del XX.


La dictadura de Primo de Rivera supuso un nuevo periodo de dificultades y clandestinidad, hasta el punto de que las organizaciones anarquistas no volverían a resurgir hasta la Segunda República, que fue acogida con desconfianza aunque supuso la legalización y un enorme crecimiento de los sindicatos de signo revolucionario.




Los anarcosindicalistas se disputaron la influencia sobre el proletariado almeriense con comunistas y socialistas, pero fue el golpe del 36 lo que llevó a un crecimiento exponencial de su militancia. Con 20.000 afiliados y más de cien sindicatos en la provincia, entraron en las instituciones.


El final de la guerra supuso la desaparición del movimiento libertario organizado. Sus dirigentes fueron fusilados, encarcelados o tuvieron que marchar al exilio, donde acabaron en campos de concentración durante el régimen de Vichy. Tras la dictadura franquista, hubo que esperar a la Transición para que la CNT volviera a Almería. El anarquista Antonio Vargas Rivas regresó a Adra y escribió sus memorias.


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