El impacto social de la familia Cosentino

“Los hermanos Cosentino no han dejado de sorprenderme. Por el amor que tienen a su tierra”

Equipo y personal de la Fundación Eduarda Justo.
Equipo y personal de la Fundación Eduarda Justo. La Voz
Juan Martínez Barea
07:59 • 29 oct. 2021

Todavía quedan unos cuantos trasnochados que se quejan del papel de las empresas en el mundo, y que imaginan a los empresarios como egoístas sin escrúpulos que se forran machacando a los pobres trabajadores. Pero la realidad es muy diferente. Cualquier andaluz de clase media tiene acceso a una mejor sanidad, educación, ocio y nivel de vida que los reyes de hace un siglo. Y el mundo ha alcanzado este nivel de desarrollo gracias a la economía de mercado y a las empresas, que son la principal fuente de progreso, prosperidad y mejora social de la Historia de la Humanidad.



Y uno de los mayores ejemplos en España del papel crítico de las empresas en el desarrollo de la sociedad es el papel que juega el Grupo Cosentino en Almería. Cuando, conduciendo por la carretera A-334 de Baza a Huércal-Overa, aparece ante nosotros la pirámide de cristal que sirve de sede al Grupo Cosentino, nos encontramos con un oasis de empleo, prosperidad y riqueza en una zona con unas condiciones difíciles, que la familia Cosentino ha sabido transformar en fuente de presente y de futuro para cientos de familias almerienses.



Pero el papel social de la empresa y la familia Cosentino no se queda ahí, y lo sé de buena tinta. Desde 2007 tengo el privilegio de dirigir la Fundación Eduarda Justo, que los tres hermanos Cosentino decidieron lanzar en memoria de su madre, para impulsar la mayor fuente de riqueza que tiene cualquier sociedad: la educación de los jóvenes de Almería.



Y desde el momento que me puse al frente de la fundación, los hermanos Cosentino no han dejado de sorprenderme. ¿Por qué? Por el amor que tienen a su tierra, Almería, y a la Comarca que los vio nacer, y que demuestran en cada reunión del patronato de la fundación. “¿Qué más podemos hacer?”, “¿cómo podemos ayudar más?”. Y por su generosa inversión, que no para de crecer, y que ya supera los 2 millones de euros en becas para estudiar en el extranjero para decenas y decenas de jóvenes almerienses, a los que les ha cambiado la vida para siempre.



Tengo decenas de anécdotas de este interés genuino y sincero, y de esta generosidad de la familia Cosentino. Como aquella vez que entré en el despacho de Paco, y viéndolo preocupado, le pregunté qué le pasaba. Y me dijo que cuando miraba por la ventana de su despacho veía con mucha preocupación la situación de la juventud de su pueblo, y que le dejaba sin dormir pensar cómo podía ayudar a que las cosas fueran mejor. Que él no quería ser “el rico del pueblo”, sino vivir en un pueblo en el que todos fueran ricos.



O como aquella vez en la que tras entrevistar a los jóvenes finalistas para nuestras becas en Colegios del Mundo Unido, me preguntó: “¿Cómo han ido las entrevistas?”. Y cuando le dije que eran unos jóvenes fantásticos, y que era una pena que sólo pudiéramos dar 3 becas, me dijo sin dudarlo un segundo: “pues demos 4 becas, yo pago la cuarta”. Lo que no es baladí, dado que cada beca cubre completamente los dos cursos de Bachillerato Internacional, y cuesta 60.000 euros. Así, sin dudarlo: “pues demos cuatro becas”.



Hoy toca hablar de Paco, porque él es el líder y simboliza mejor que nadie lo que ha conseguido la familia y el Grupo Cosentino, que se ve reconocido en el día de hoy nada menos que por Su Majestad El Rey Felipe VI de España. Pero estas palabras de admiración tienen que extenderse también a su hermano Pepe, a Mar y Pilar, a Santiago y a Álvaro, como patronos de la fundación, y especialmente a su hermano Eduardo, Presidente y verdadero corazón y alma de la Fundación, que ha sido para mí la guía e inspiración durante todos estos años.



Hace unos días, al finalizar la rueda de prensa en Almería en la que presentamos un nuevo programa de becas para que jóvenes almerienses estudien 1º de bachillerato en Canadá, un periodista nos preguntaba: “¿por qué no hay más empresas que financien programas de becas para jóvenes?”. La verdad es que no supe qué contestar, porque cada empresa decide libremente qué papel social quiere jugar. Pero lo que sí sé es que esta empresa juega este papel porque es una empresa con alma y corazón, y porque la familia que la lidera es una familia generosa y comprometida con su provincia de verdad, no de palabra, y que, como Paco cuando se asoma a su ventana, quiere ver fuera una Almería próspera, rica y avanzada.


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