Alina, madre de las niñas asesinadas en Alboloduy: “Lo hizo para hacerme daño”

Nunca creyó que el padre de las pequeñas fuera capaz de hacerles daño directamente a ellas

Alina, la madre de las dos niñas, durante su entrevista con Canal Sur.
Alina, la madre de las dos niñas, durante su entrevista con Canal Sur. La Voz
Karolina Lewandowska
13:42 • 27 mar. 2024 / actualizado a las 13:43 • 27 mar. 2024

Hoy se cumplen diez días desde que Alina de 23 años hizo frente a la peor noticia de su vida. Christian, el hombre con el que había mantenido una relación y tuvo en común dos hijas de dos y cuatro años, les arrebató la vida envenenándolas con fertilizante líquido para luego quitarse la vida él también en un cortijo de Alboloduy. 



Después de más de una semana de dolor, ayer la joven tuvo la oportunidad de explicar su historia y aclarar los rumores que se habían extendido sobre su vida en una entrevista con Toñi Moreno en el programa Hoy en Día de Canal Sur. “No sé lo que tenía en su cabeza, pero estoy segura de que era para hacerme daño a mí”, aseguraba la chica de nacionalidad rumana, “sabía que si se mataba solo él, yo iba a vivir tranquila con mis niñas”, añadía. 



Un caso de manual 



Alina se enamoró de Christian cuando tenía 18 años, poco después se quedó embarazada de su primera hija, Larisa, y entonces comenzó el terror. “Fue cuando empezaron los celos. Me aisló. Me rompía el móvil para que no pudiera hablar con mi madre”, cuenta Alina. Después, comenzaron los golpes y empujones, además de varias amenazas de muerte en las que se vio implicada en una ocasión la pequeña de 4 años, cuando el padre hizo el ademán de estamparse contra una fuente mientras los tres circulaban en un mismo coche. 



Haciendo caso del peligro en el que se encontraba, en 2022 Alina interpuso una denuncia contra el progenitor y se trasladó a una casa de acogida de la que finalmente se marchó voluntariamente. “Me fui porque me sentí presionada para hacerlo. No me sentía protegida. Cada día me preguntaban si había conseguido un alquiler y cuándo me iba a ir”, narraba la joven. 



Ante la situación de encontrarse en un país extraño, sin conocer bien el idioma (que no pudo aprender por el aislamiento), sin apoyo, sin ayuda y con dos niñas pequeñas decidió volver con el maltratador. “Cometí ese error porque me vi empujada por las circunstancias”, explicaba. Desde entonces, la joven hizo un esfuerzo por mejorar la relación con el padre de las niñas. 



Confianza



“A pesar de que tuviera una orden de alejamiento, yo me sentía más segura si hablaba con él. Me hacía daño a mí, pero no pensaba ni en mí ni en él, pensaba en la felicidad de mis hijas. Él las quería mucho y ellas a él”, decía la joven. Además, durante la entrevista reconoció que le daba muchas facilidades al padre para que pudiera pasar más tiempo con sus hijas, y que en cierto modo, era la persona en la que más confiaba puesto que jamás pensó que podría hacerles daño. 


Rumanía

Si bien, la única razón por la que Alina mantenía este acercamiento con el padre de las pequeñas, era para que éste la autorizara a llevárselas a Rumanía. “Yo me quería ir a mi país, pero en el Juzgado me dijeron que no podía salir tan siquiera de Andalucía hasta que terminara el juicio (que estaba previsto para el próximo 10 de abril)”, explicaba. En este sentido, trató de suavizar la situación con el que un día fue su pareja para que le permitiera llevarse a las niñas al país donde reside su madre, la abuela de Larisa y Elisa que nunca llegó a conocer a sus nietas. 


Ahora, la joven de 23 decía sentirse incapaz de abandonar el sitio donde se le ha dado sepultura a sus hijas. “Es donde están mis niñas”, contaba, al igual que tampoco se ha visto aún con fuerzas suficientes para volver a la casa donde vivía con las pequeñas, ya que todo le recuerda a ellas. Actualmente, vive en la casa de una amiga y cada noche, vuelve al cementerio para prender dos velas en memoria de sus pequeños ángeles.

Una mujer de gran fortaleza

A excepción del día en el que tuvo lugar el trágico suceso, y el doloroso funeral de las niñas, Alina ha decidido prescindir de la ayuda psicológica y ha dejado la medicación. “Quiero salir adelante con mi propia fuerza”, le dijo en la entrevista a Toñi Moreno. 


No obstante, reconoce no haber asumido su pérdida. “Busco a las niñas y no asimilo que no las encuentro. Siento que algo está roto y no puedo arreglarlo”, contaba.


De momento, lo que le hace bien en sus peores momentos de ansiedad es una bolsa para respirar y salir a la calle, además del incondicional apoyo que le brinda su madre y su actual pareja, quien no se ha separado de ella.



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