La prima y consejera de Isabel II que se rompió la cadera en Los Gallardos

Margaret Rhodes pasaba unos días en Alfaix y la operaron de urgencia en Huércal-Overa

Margaret Rhodes e Isabel II, primas carnales, en una imagen de archivo en los jardines del Windsor.
Margaret Rhodes e Isabel II, primas carnales, en una imagen de archivo en los jardines del Windsor.
Manuel León
23:12 • 08 sept. 2022

Pocas veces el Hospital La Inmaculada de Huércal-Overa habrá contado con tan ilustre huésped. El revuelo hace ahora una década entre las enfermeras que empezaban a saber, gota a gota, de la identidad de la paciente de la 310 fue en aumento. Había quien no daba crédito. Pero allí estaba, tendida en una cama almeriense del Servicio Andaluz de Salud, Margaret Rhodes, la prima favorita de su graciosa majestad, la reina Isabel II de Inglaterra, de 86 años recién operada de cadera y feliz como unas castañuelas.



A su lado, una amiga íntima, que la ha acompañado en este trance sanitario, y mucha discreción para no dejar rastro de su noble parentesco. La señora Rhodes, que acababa de escribir un libro sobre la soberana británica titulado ‘The Final Curtsey’ (El final elegante), estaba pasando unos días de descanso en la barriada gallardera de Alfaix, cuando tuvo un tropiezo lastimándose la cadera. Fue conducida al centro sanitario donde fue operada con éxito.



La anciana británica se recuperó con normalidad en el centro hospitalario del Levante almeriense, como una paciente ordinaria; como una compatriota más del Reino Unido, residente en Mojácar, en Vera o en Albox, que hacen uso cotidiano del sistema de salud andaluz, que -por ahora- conserva la condición de gratuito y universal.



El coste de estas intervenciones entre ciudadanos de países de la Unión Europea, con tarjeta sanitario en vigor, se reintegra de forma recíproca según los servicios prestados. Al menos eso es lo que ocurría antes del Brexit. Integrantes del personal sanitario que atendió  a la aristócrata inglesa aseguraban que tras la intervención, gozaba de un estupendo aspecto y que esperaba poder ser dada de alta en breve. La soberana británica se interesó por el estado de su prima y amiga íntima y la llamó al hospital almeriense, mientras le hacían la cama. Por este percance, por tanto, se pudo conocer que esta señora de la realeza tenía predilección por lugares casi anónimos como la barriada de Los Gallardos, alejada de otros destinos más glamurosos.



Si no llega a ser por este incidente doméstico, la gentildama británica hubiera pasado como una ‘guiri’ más por las calles de Los Gallardos, por el mercado de Vera, por las playas de Mojácar.



Ningunos otros europeos han tenido, desde los años 60, tanto apego al Levante almeriense como los ingleses. Desde hace más de 50 años, desde los primeros viajeros románticos que llegaron a Mojácar y después a Bédar no han parado de fluir, de llegar, alentados por la literatura de Brenan o por el boca a boca de sus compatriotas. Después descubrieron también el Almanzora y nuevas generaciones siguen llegando con una fidelidad encomiable, a pesar de los problemas impuestos por el Brexit.





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