Almería ya tiene su plaza Diego García Molina

El hostelero fallecido en febrero recibió un sentido homenaje

Lola González
13:59 • 22 nov. 2021

Junto a la que fue su casa, y la de muchos almerienses, el Portón de la Bahía, tiene desde este lunes su plaza Diego García Molina. Mirando al mar está el monolito que recuerda la calidad humana del que fuera el presidente de Ashal desde el año 2013 hasta su repentino fallecimiento en febrero de este año, y en él una frase que resume una vida dedicando sonrisas desde el otro lado de la barra: “Un corazón enriquecido por el servicio honesto, el amor, el sacrificio y el valor”.



Querían sus compañeros de la Asociación de Hosteleros de Almería que este fuera el homenaje que no se le pudo rendir a su muerte por las restricciones impuestas por la pandemia que tanto trabajo le dio en sus últimos meses. Y así fue. En la nueva plaza Diego García Molina se congregaban sus compañeros de la asociación, los del día a día del Portón y del Building, muchos amigos de la profesión como Francisca Pérez de La Encina, el cocinero Antonio Gázquez o el chef  de La Costa, José Álvarez; y mucho público que solamente quería recordar a aquel que siempre le escuchaba mientras le ponía su caña.



Todos quisieron arropar a la familia de Diego, a su madre María Molina que ha sido quien tras su fallecimiento ha cogido la voz cantante, y a su hijo. Tanto es así que no faltaron representantes de las asociaciones de hosteleros de Sevilla, Huelva, Málaga, Jaén o Cádiz, así como el presidente de los hosteleros andaluces, Javier Frutos, y el líder de la Confederación de Empresarial de Hostelería de España, José Luis Yzuel. Tampoco lo hicieron los políticos con representación institucional de casi todos los grupos políticos del Ayuntamiento, la Junta de Andalucía con la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, y la delegada de Gobierno, Maribel Sánchez; el presidente de Diputación, Javier A. García; y el alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco. No faltaba nadie, solamente él, aunque de alguna forma estaba allí.



Fue la última en tomar la palabra pero, sin duda, volvió a ser la protagonista del acto. María Molina dio repetidamente “las gracias” a todos por este recuerdo que se va a quedar en la ciudad para quien amó su profesión y su tierra. Recordó lo mucho que trabajó su hijo por conseguir la Capitalidad Gastronómica en 2019, lo que la disfrutó, aunque no tanto como el día que se convirtió en pregonero. “Después llegó la pandemia, no paró de luchar, de videoconferencias, de ir al Ayuntamiento, a la Diputación, a la Cámara de Comercio, de atender a los medios de comunicación... tenía las puertas abiertas de todos sitios” recordaba su madre. Unas puertas que se había abierto él porque “era una bellísima persona y trabajador incansable”.



Trabajó tanto que la intervención más larga fue la que realizó el presidente de Ashal, Pedro Sánchez-Fortún, precisamente haciendo repaso de su trayectoria, la del hostelero de “la eterna sonrisa”. Habló de sus inicios y su formación, además de la lucha por sus compañeros. La que recordaba la consejera de Agricultura en su intervención durante la pandemia, o el presidente de Diputación.



Quiso el alcalde de la capital que el acto fuese como hubiera querido Diego, un acto alegre, emotivo y que sirviera para recordar la buena persona que era “en la calle por la que pasan más almerienses cada día”. Descubrían el monolito su hijo y su madre. Lo hacían rodeados de aplausos, palmas que querían llegar al cielo, cariño que se quedó por dar a Diego García Molina.





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