El maestro del trabajo bien hecho

Diego García (1943-2019) fue un periodista total que dominó la radio y la prensa escrita

Diego García con la prestigiosa locutora taurina Mariví Romero, en agosto de 1990.
Diego García con la prestigiosa locutora taurina Mariví Romero, en agosto de 1990.
Eduardo de Vicente
07:00 • 10 sept. 2019

Diego García Morel estudió para ser maestro pero llevaba el periodismo grabado en la piel como una de esas vocaciones a la que no se puede renunciar por muchas vueltas que te dé la vida. Lo recuerdo detrás de esas gafas de sol de las que nunca se separaba, apurando cada cigarrillo hasta el final, como si fuera el último cigarro de su vida, anotando alguna incidencia en su libreta de cuadros o haciendo una entrevista con aquella grabadora a pilas que fue su compañera inseparable. 



Tenía una sonrisa confusa, un gesto a medio camino entre la alegría y la tristeza, que te hacía dudar si estaba contento o andaba enfadado.



Su idilio con la radio empezó en el verano de 1959 cuando entró a trabajar como auxiliar administrativo en Radio Almería. Tres meses después, cuando se le acabó el contrato, el entonces director de la emisora, don Antonio Quirós, le dijo que se quedara. Como su familia quería que el muchacho tuviera carrera inició los estudios de Magisterio a la vez que trabajaba en la radio como comodín. Locutaba, hacía labores de oficinista y desde 1961, colaboraba con el crítico de deportes Paco Urrea en el programa ‘Panorámica de los deportes’, que en aquellos tiempos se emitía a diario a las diez y media de la noche. En Radio Almería, junto a nombres tan importantes como Paco Moncada, Paco Cruz, Marisol Martínez, Emilia Martín o Juan Núñez, fue aprendiendo todos los misterios del oficio hasta convertirse en uno de los locutores deportivos de referencia en la ciudad. Ya desde sus inicios, Diego destacó por llevar como bandera la honradez y la profesionalidad, en una época donde el periodista deportivo batallaba a diario por ser imparcial.



Desde 1972 compaginó la radio con las crónicas deportivas que escribía en las páginas del diario IDEAL, donde estuvo trabajando diez años. A Diego García Morel le tocó vivir desde su privilegiada atalaya de los medios de comunicación, los años dorados del fútbol almeriense, cuando la construcción del campo Franco Navarro trajo de la mano el ascenso a Primera División en sólo tres temporadas. Su voz era entonces la de la Cadena Ser en Almería y la escuchábamos con frecuencia compartiendo programas con el mítico José María García. 



Diego García Morel era un periodista forjado en las viejas formas de entender la profesión, cuando la honradez y la objetividad eran pilares fundamentales, cuando había que contrastar hasta el límite una noticia antes de hacerla pública, cuando se respetaba al oyente y al lector con un periodismo de información seria. 



Diego era un comodín del oficio que lo mismo daba un informativo que dirigía a diario un programa de deportes o escribía sus crónicas de fútbol, boxeo y toros en las páginas de los periódicos. Desde 1972 pudimos leer sus crónicas en las páginas del diario IDEAL, donde estuvo diez años, hasta que en 1982 ingresó en las filas de La Crónica, periódico local que fue escuela de ilustres periodistas almerienses. 



A Diego lo veíamos a diario por el campo del Almería buscando entrevistas después de los entrenamientos. Llevaba siempre a su lado una de aquellas viejas grabadoras de la marca ‘Sanyo’ que nos traían de Melilla. “Cinco, cuatro, tres dos, uno, grabando con José María Maguregui, entrenador del Almería”, era una de los encabezamientos de aquellas entrevistas sobre la hierba. 



A Diego García le tocó vivir los años dorados de la A.D. Almería, cuando de la noche a la mañana el equipo se plantó en Primera División y vimos aparecer por nuestro escenario a los mejores jugadores y entrenadores de la época y a los periodistas más famosos, entre ellos al mítico José María García, que a finales de los años setenta era todo un Dios en el panorama radiofónico. 


De Diego García contaban que fue uno de los pocos informadores de aquel tiempo que tuvo la valentía de enfrentarse con García, entonces su jefe superior y un personaje intocable al que casi nadie se atrevía a llevarle la contraria. Fue después del célebre partido ante la Real Sociedad, cuando el locutor almeriense comentó en el Carrusel que el árbitro Díez Frías había escamoteado varios penaltis a favor del Almería. José María García tildó a su corresponsal de partidista, y éste, en antena, le contestó que no le consentía ni a García ni a nadie que pusiera en entredicho su profesionalidad. 



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