“Que una mujer presidiera la Agrupación de Cofradías no se vio con buenos ojos”

Entrevista con Encarni Molina, presidenta de las hermandades de Semana Santa y decoradora

Encarni Molina posa para la entrevista en su estudio de la calle Las Cruces.
Encarni Molina posa para la entrevista en su estudio de la calle Las Cruces. Juan Sánchez
Antonia Sánchez Villanueva
07:00 • 31 mar. 2019 / actualizado a las 08:00 • 31 mar. 2019

Decoradora apasionada de su profesión, con títulos de delineación y de dirección de obra, marcó un hito en 2012 al convertirse en la primera mujer en cinco décadas en asumir un cargo masculinizado: la presidencia de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa. Durante dos mandatos, próximos a concluir, ha marcado estilo y aplicado carácter. 



Hablar de Semana Santa en un estudio de decoración contemporáneo -el suyo- no parece la primera opción ni la más obvia. A Encarni Molina, un torrente de energía, le brillan los ojos ante la curiosidad de la entrevistadora por su otra faceta, la profesional de decoradora. Y docente, porque enseña escaparatismo a todo tipo de comercios, de tiendas a mercados.  







¿Puede haber decoración en los puestos de pescado en un mercado? 



Sí, por supuesto. La venta del producto depende mucho de cómo lo presentes. Hoy día el cliente se ha vuelto más exigente, sobre todo con el producto perecedero. Hay que cuidar mucho su presentación. 



¿Y en Almería el comercio es cuidadoso?



Todavía falta. Haría falta ilusionarnos más por la venta. Nos quejamos de que no vendemos, pero habría que aprovechar las campañas, cualquier momento para sacarle partido a lo que tenemos. 



¿Quiere decir que el comercio se comporta de forma muy rutinaria? 

Un ejemplo muy reciente, la campaña de San Valentín. He estado viendo escaparates y falta preocupación, estética, interés de presentar. Nos vamos a lo fácil, me he hinchado de ver escaparates con el corazón rojo recortado una cartulina y pegado con fixo. Cómo puede ser que sean productos de primerísima calidad los que estás vendiendo y no te esfuerces. 


Aparte de un buen paño hace falta un buen arca. 

Claro, en Almería somos de mucha costumbre, nos hacemos al cliente habitual, vamos a lo cómodo. Yo veo que falta esa chispa para que el cliente no se tenga que ir a Murcia a comprarse un traje. Falta que el pequeño comercio se esmere un poquito más, se ilusione y se motive. 


¿La decoración tiene mucho de psicológico? 

Es pura psicología. Yo siempre he dicho que en la Escuela de Arte faltaría una asignatura de psicología, porque hay que hablar mucho con el cliente, interpretar lo que necesita porque no siempre sabe explicar lo que quiere o no siempre sabe lo que quiere, por eso viene a ti. 


 ¿Se considera decoradora, diseñadora de interiors, interiorista?

Son sinónimos, lo que pasa es que el término decorador ha perdido categoría, por eso se emplea ahora el de interiorista o diseñador de interiores. Surgen estos términos de la necesidad de revalorizar la profesión. 


¿Estar tan involucrada en el mundo de las cofradías tiene que ver con el aspecto estético de la Semana Santa?

En el mundo de la decoración llevo desde el 86,  hice en la Escuela de Artes Delineación aplicada a la Arquitectura y después  me saqué el título de diseñadora de interiores y directora de obras. Digamos que tu vida personal se enriquece con todo lo que haces. Desde pequeña estoy en la parroquia de San José, es donde crezco, y maduro en la fe. Allí comienzo a dar catequesis. Allí se funda el Perdón. Es la primera involucración. En el Perdón entré con 15 años. En un momento dado me surge una gran preocupación por la liturgia, recibo cursos, entonces me encargo de la liturgia de la Hermandad del Perdón, y hasta hoy…


Porque la Semana Santa sin liturgia no es nada, claro. 

No, no es nada. El cortejo procesional de la calle es el resultado final de un proceso de formación. Hay unos titulares a los que hay que realizarle unos cultos, y hay que cuidarlos. Encargándome yo de eso en el Perdón, cuál fue mi sorpresa que me llamó el entonces presidente de la Agrupación, José Antonio Sánchez Santander,  porque tenía la vocalía de cultos de la agrupación vacante y había oído hablar de mí. Me sorprendió muchísimo. Como yo no sé decir que no, pues dije por qué no. Y cuando este hombre terminó su mandato surgió la  propuesta de los que estaban conmigo de que me presentara a presidenta.


¿Cómo se recibió en el mundo de las cofradías que una mujer presidiera por primera vez la agrupación?

La verdad es que no con muy buenos ojos. 



 

¿Fue chocante?

 Me costó trabajo porque era un mundo machista realmente, un mundo muy de hombre en los altos cargos. No había habido hasta ese momento ninguna mujer que dirigiera la agrupación. Y costaba verlo. Fue difícil, aunque es cierto que yo ,problema, ninguno. Presenté una propuesta al señor obispo y no me puso ninguna pega, hay que reconocerlo. Cuando surge mi candidatura empiezan a surgir otras. Hasta ese momento nunca había habido varios candidatos. Se presentó también Juan Aguilera y todo el mundo pensaba sinceramente que iba a salir él porque es una persona muy conocida en la Semana Santa. La sorpresa fue que salí yo. 


 ¿Ha tenido que ejercer mucho la autoridad de presidenta para que le tomaran en serio?

 Desde un principio es como si me presentara a una oposición todo el tiempo. Yo tengo plenarios y tengo que ser muy seria. Aparte de que a la agrupación le faltaba seriedad ante las instituciones y  había perdido mucho peso. Entonces, era doble trabajo. Primero que cuando apareciera una mujer se me tomara en serio. Y luego tratar de que la agrupación recuperara esa seriedad que le corresponde ante las instituciones. 


Y a día de hoy, ¿cómo cree que lo lleva?

Yo creo que gracias al esfuerzo de todos, de mi junta de gobierno, de los hermanos mayores, de las cofradías, a día de hoy hemos dado un salto tremendo. Han sido siete años en los que se ha notado muchísimo la gestión. A día de hoy me parece a mí que somos un órgano serio.  No sé... ¿qué piensas tú?


No es mi mundo, pero así parece.

Yo estoy contenta porque pienso que ya por fin se le está reconociendo. También es cierto, y se lo digo a los hermanos mayores, que la seriedad la tenemos que dar todos y la formalidad y la fidelidad a lo que hacemos y la perseverancia.


 ¿Su presidencia ha favorecido la incorporación de mujeres al mundo cofrade en espacios distintos a los tradicionales?

Creo que sí porque yo animo mucho al personal. Yo me muevo mucho, ten en cuenta que voy a todos los actos de todas las cofradías. Procuro estar porque pienso que ellos tienen una obligaciones de cara a la Agrupación pero considero que la agrupación tiene que tener también una obligación de cara a todas las hermandades.


¿Como es nuestra Semana Santa, en relación a otras de Andalucía?

Yo la considero fuerte. Cada vez se está arraigando más, tomando más fuerza y calando en los almerienses primero, que es como tiene que ser. La cultura cofrade la estamos construyendo porque  ha costado trabajo. Llevamos unos treinta y tantos años desde ese resurgir de las cofradías. Tenemos un informe del impacto socioeconómico de la Semana Santa en Almería y ahí hay datos y experiencias muy interesantes. Es una fuente magnífica para darnos cuenta de lo importante que es. El reconocimiento de Interés Turístico Nacional  es ya el colofón. Eso no nos va a cambiar porque vamos a seguir haciendo lo mismo pero es un sello de calidad muy importante que hay que cuidar porque no todas las ciudades lo tienen.  




¿Pero la de Almería es la hermana pequeña de otras andaluzas como Sevilla o Málaga?

No nos tenemos que comparar con otras que hay en Andalucía. Pero lo curioso es que tenemos ahora sevillanos que se están viniendo a vivir la Semana Santa. ¿Por qué? Porque en estas ciudades ya están viviendo otra experiencia muy distinta de lo que es Semana Santa. Acercarse al paso, la tranquilidad de ver todo tan fácil, tan cómodo, eso allí ya no se puede experimentar. Comparar no, porque la Semana Santa de Málaga es espectacular, la de Sevilla ni que decir tiene. Pero no tenemos para nada que envidiar a Huelva, a Córdoba, Jaén...


¿Hay vocaciones reales de penitentes, costaleros, o esto tiene algo de folclore?

En el capítulo de hermanos nos encontramos variedad. Está el hermano comprometido, que prácticamente todo su tiempo lo consagra a la hermandad. Está el hermano que  solo desfila esa noche, el hermano de papeleta de sitio... Todos son importantes y necesarios. Por eso estamos construyendo esta Semana Santa. Ahora mismo está en construcción. A los hermanos tenemos que hacerlos y eso es poco a poco. Lo que sí es cierto es que el que sale solamente esa noche, pues hay que hacérsela lo mejor possible. Hay hermandades como el Perdón, Calvario, Caridad, que ya son solo hermanos y ya no utilizan papeletas de sitio. 


Y la gente que hace eso de salir una noche, ¿por qué lo hace? 

Hay gente que tiene promesa. Gente que le gustaría como una experiencia nueva. Cada uno tiene su porqué. Y todos son respetables. Aquella hermandad que pueda ofertar, fantástico. Otras no, otras tienen en sus estatutos que son todo hermanos. Yo creo que todos los que procesionan esa noche al lado de su titular están haciendo un testimonio de fe muy importante en la calle, aparte del atractivo turístico que representa el cortejo, la imagen y todo lo que sacamos, que es muchísimo y buen patrimonio que hay en Almería. 


 ¿Qué valor tiene el patrimonio de nuestras cofradías?

No sé hablarte ahora mismo de números pero sí es cierto que es muy bueno, imágenes bastante buenas, patrimonio de bordados, no ya de los que se iban a buscar fuera, en Sevilla, sino que ya tenemos talleres de bordado propios en Almería. Eso es muy importante. 


 ¿La Semana Santa en su conjunto es más una expresión social o artística o de fe y religiosa?

Yo pienso que es todo. En el momento que sales a la calle, tú haces una unión artística, espiritual… Es un todo y es como tiene que ser, si no, no funcionaría porque tú sales a la calle para los que tienen fe y para los que no. 


¿Es alto el riesgo de fallos en los desfiles?

Sí, por supuesto y porque gracias a Dios la gente no se entera. Pero hay muchas cositas que fallan porque es normal, somos humanos. Como vamos mejorando y vamos teniendo esa cultura, cada cortejo se busca  personal exterior que va ayudando. Es un apoyo muy importante.


¿Son las cofradías el movimiento social más importante de Almería?

Sí, somos el colectivo mayoritario de Almería, movemos muchísima gente y mucha gente que se implica.


¿Se incorporan niños y jóvenes en número suficiente?

Pues sí pero también hay que buscarlos. Hay hermandades que trabajan con colegios. La de Angustias, por ejemplo, con la Compañía de María, de donde saca muchísimos niños y gente joven. 


Hay una cofradía este año que tiene problemas, la de Coronación, ¿por qué una hermandad puede venirse abajo? 

Pues el tema es precisamente los costaleros. Es un problema porque en Almería el tema del costal no estaba controlado. Se cambió de las ruedas al costal y había que sacar gente, gente que se tiene que concienciar de que tiene que llevar un paso, que sea capaz y también hay un riesgo. Cuesta trabajo.


¿Hay hermandades que se han generado muy rápido y sin suficiente base?

Más que eso yo siempre digo que nos hemos preocupado mucho de lo externo, para los cortejos somos fantásticos, somos únicos para poner una procesión en la calle, eso lo hemos conseguido. Pero hay que cuidar mucho la casa, lo de dentro. Hay que cuidar al hermano, hay que concienciar, hay que dar charlas,  involucrar a esos costaleros, que no aparezcan solo cuando hay ensayos, sino estar pendientes de ellos. 


¿Trabajar todo el año?

Sí, hay que trabajar mucho al hermano, el infantil, el de fila, con todos. 


¿Deben ser en ese sentido las hermandades casi como un club?

Bueno…. La casa de hermandad es la que hay que mantener viva, yo creo que sí.


¿Es lógico que cada barrio quiera tener su hermandad?

Lo  que es lógico es que  haya barrios en los que la parroquia ha generado una hermandad. Por ejemplo, en Los Ángeles surgió la suya, en Los Molinos la de Coronación, la de Unidad, San Pío X, la del Gran Poder... Digamos que las hermandades donde se tienen que hacer es en la parroquia y el barrio es el lugar que favorece esa vida parroquial. Porque, por ejemplo, las que están en la Catedral, ahí  no se puede hacer parroquia. Es un mundo distinto, y una hermandad que hace vida parroquial se nota mucho. 


¿Hay cofradías con más pedigrí que otras?

Hombre, yo creo que sí porque los años lógicamente hacen su todo. No va a ser lo mismo una hermandad que este año celebra 75 años a otra que celebre 25 ó 20. Pedigrí digamos que es la experiencia, son años, son hermanos. Claro que hay diferencia. 


Usted es de una hermandad de silencio, ¿en la Semana Santa qué es más bello que el silencio?

Hay cosas muy bonitas, imágenes que admiras, música,  olor a incienso. Aparte del silencio hay otras sensaciones. La Semana Santa es un mundo de sensaciones, son tambores, es la música tanto de trompetas y cornetas como de marchas, la campana del Perdón que va sonando... son sensaciones todo el tiempo.




 ¿Y qué aconseja? ¿dejarse envolver?

Por supuesto. Ir a lo que más te gusta, pero hay que tratar de ver otras. El que pudiera ver todas, fantástico, porque cada una te va a traer algo nuevo. Estudiantes, la tuna que toca por la Virgen del Mar, la Soledad sus saetas cuando están llegando al templo…. es lo que enriquece. 


 ¿La carrera oficial debería poner asiento en la Plaza de la Catedral?

 El paso de ir hacia la Catedral se está construyendo. Todavía faltan dos hermandades que no pueden llegar.  Si la propuesta de las sillas es que todas las hermandades entren por un mismo sitio y salgan por un mismo sitio, eso ahora mismo es impensable. Es una cuestión de tiempo. 


¿Qué es lo que más le emociona de la Semana Santa almeriense?

A mí los niños que procesionan. Cuando estoy allí en la tribuna parada, ver que crece el número de niños, ver cómo cogen esa seriedad,  es que no quieren ni agua. Creo que es una lección para todos los que llevamos ya tiempo, darnos cuenta de que llegan las nuevas generaciones y hay que hablarles claro y enseñarles. Es un mundo muy especial, ellos consideran que esa seriedad es muy importante y hay que conservarla. Las cosas que funcionan son las que hay que cuidar  y los niños son esponjas. Eso me emociona mucho.


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