‘El lugar donde te sentirás una estrella’

Los Charlo estrenan su nuevo ingenio entre videos de Peter O’toole tras 14 años de esperas

Los primeros visitantes institucionales recorriendo los pasillos del Centro Comercial.
Los primeros visitantes institucionales recorriendo los pasillos del Centro Comercial.
Manuel León
07:00 • 25 oct. 2018

Allí estaba Rodrigo Charlo, el patrón, con su traje azul eléctrico, más atildado que un sanluis, más feliz que Pedro cuando estaba con Heidi en el prado, avizorando cómo a su hermano Javier se le humedecían los ojos encima del escenario explicando los avatares de 14 años de espera, tocando a rebato a todo el equipo que ha hecho posible este nuevo  zoco de la modernidad, de 60.000 metros, en lo que antes era la nada.



Y fue llamando a las tablas, con su acento de Hispalis, a Dioni, a Gonzalo, a Alberto, a Isabel, a Paulo, a Alvaro, a Sandra y a casi el  santoral entero . Y a su lado Javier Marín, otro de los intendentes de esta empresa con un nombre  que suena a actor principal de Casablanca  y que no ha tirado la toalla en todos estos años de sabores y sinsabores para ver concluido este ingenio que se inaugura hoy con una alfombra voladora y que se ha tragado 20 millones de euros de inversión.



Más de 500 personas-con código QR y pulserita roja- inauguraron ayer el Paseo de la Fama, ‘el lugar donde te sentirás como una estella’ que reza en la publicidad, el centro comercial más grande de la provincia. En la puerta recién pintada Enrique Martínez Leyva, como maestro de ceremonias y Antonio Hermosa como presentador y alrededor todas las tiendas preparadas para arrancar, como pilotos en la pista de salida, a ambos lados de unos pasillos blancos como la nácar, recién pulidos -donde se podrían comer incluso unos huevos del Quinto Toro - con más anchura que una autopista. En la plaza, algunos obreros ponían a punto los caños de agua de la fuente. Mucha prisa para que hoy el centro, con 73 tiendas, luzca para los almerienses, que habrán dormido con más nervios que un niño en una noche de Reyes.



Una piña humana, muy junta, muy maquillada, con mucho tacón y corbata, al son de una música chill out, atendía a un alcalde recién llegado de la Fruit Attraction, henchido de satisfacción por dar a la ciudad un nuevo templo de compras reales que neutralicen el poder de Amazon. Enfrente, mirando risueño, un excalcalde, Luis Rogelio. Y más atrás, otro exalcalde, Megino, reaparecido, como un futbolista en un partido de veteranos. Hablaba Ramón del nuevo Centro como de un arma cargada de futuro, se estremecía Cazorla, susurraba Crespo, cruzaba brazos Gabriel, atendían en primera fila el cuerpo de concejales, pestañeaba Martín y alzaba la cabeza el juez Espinosa al lado del arquitecto Luis Fernández con una mano de visera tapando el sol. Y de pronto salió en la pantalla Peter O’ Toole cabalgando por la playa de Carboneras, mientras en la lontananza del hospital los enfermos empezarían a esa hora a merendar.



“¿Y habrá bolera?”, preguntaba una señora. Y nadie le supo decir. 



Del fondo de una barra de madera quemada empezaron a salir refrescos, mientra la comitiva desfilaba por la alfombra  y el alcalde cortaba, con la tienda de bolsos Mary Paz al fondo, la cinta inaugural en un día “histórico”.





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