La Voz de Almeria

La Foodineta

El calamar en aceite, un clásico de Entrefinos

Un plato clásico elaborado solo con calamar fresco de potera cuando la temporada lo permite

Calamar de potera confitado a fuego lento en aceite de oliva, un clásico de Entrefinos.

Calamar de potera confitado a fuego lento en aceite de oliva, un clásico de Entrefinos.Paco Veiga

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En Almería, la cocina siempre ha estado ligada al mar. Y pocos productos representan tan bien esa identidad como el calamar de potera, pieza apreciada en toda la costa por su textura firme y su sabor limpio. En Entrefinos, este plato es una declaración de principios: trabajar únicamente con buen producto y elaborarlo sin artificios, respetando su esencia.

El calamar, fresco y de procedencia local siempre que la temporada lo permite, se cocina entero a la plancha para lograr un contraste perfecto: exterior marcado, interior jugoso. Después se corta en anillas y se termina con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra que potencia su sabor natural. No es una novedad en la carta ni una moda pasajera; es un plato que Entrefinos mantiene desde hace años y que solo se sirve cuando la calidad del calamar de potera está garantizada.

Tradición marinera

La guarnición acompaña sin robar protagonismo: tomates cherry asados, que aportan dulzor y acidez, y patatas doradas que completan un equilibrio sencillo y honesto. Son matices que remiten a la cocina del litoral, donde las elaboraciones buscan realzar el producto sin transformarlo.

Este plato encarna una forma de cocinar muy propia de Almería: la atención al origen, el respeto por la estacionalidad y la fidelidad a un recetario que ha alimentado a generaciones. En Entrefinos, el calamar no se presenta como un hallazgo reciente, sino como un valor seguro que regresa a la mesa cada vez que el mar ofrece ejemplares de calidad. Así ha sido siempre y así continúa, manteniéndose en carta con la misma filosofía que lo vio nacer.

En un momento en el que muchas propuestas buscan sorprender desde la complejidad, el calamar de potera demuestra que la sencillez también puede emocionar. Es un plato sereno, limpio, que huele a costa y que recuerda que la gastronomía almeriense tiene en su producto uno de sus mayores tesoros.

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