Aunque operarios de Parques y Jardines trabajaban esta mañana retirando grandes montones de hojarasca en diferentes zonas de la capital, parece no ser suficiente para hacer efectiva una labor que este año se ha complicado mucho más que en años anteriores. Siempre que llega el otoño ver hojas caer de los árboles y posarse durante días en el suelo es una estampa más que típica de estas fechas. En esta ocasión, sin embargo, el bucólico aliento otoñal no es el culpable de que muchos ficus estén perdiendo su habitual frondosidad.
El calor y la falta de humedad, según los expertos, están provocando que estos árboles pierdan sus hojas a un ritmo más que preocupante que no ha pasado desapercibido para los ciudadanos. De hecho, algunos vecinos ya han mostrado su malestar al ver que estas hojas cubren el carril bici, hacen de las aceras una superficie resbaladiza y taponan imbornales en diferentes calles.