Las viviendas turísticas "no son un problema" para Almería capital. Al menos así lo estiman los datos del estudio sobre este tema realizado para el Observatorio Municipal de la Vivienda por el arquitecto Pablo García Pellicer y que sitúa en 1.516 las viviendas de uso turístico (VUT), lo que supone 7.467 plazas de las que hay que tener en cuenta que el 65% se han creado entre 2021 y 2024. Y es que la ciudad tiene actualmente tres veces más viviendas de uso turístico que en 2020 y se han convertido ya en el 56% de la oferta. 

Explicaba la concejal de Urbanismo, Eloísa Cabrera, que efectivamente ahora mismo "no preocupa la situación" pero sí que "se ha realizado el estudio para orientar la toma de decisiones en materia de regulación y control del uso turístico; y, por otro, servir de base de trabajo para consolidar y profundizar en la política municipal de vivienda que impulsa el Ayuntamiento de Almería, con el objetivo de proteger la función social de la vivienda, garantizar la convivencia vecinal y compatibilizar el desarrollo turístico con la vida residencial”.

Y es que a pesar de que los datos no son preocupantes sí que el estudio ratifica algo que ya anunciaba el Plan Municipal de Vivienda, en los últimos años la ciudad ha crecido muy por encima de la media andaluza y nacional, de ahí la importancia de trazar un plan de futuro antes de que la presión sea demasiado alta.

Datos

Según explica García Pellicer "de cada 100 viviendas existentes en la ciudad 76 son hogares residenciales. Del 24% restante un dos por ciento está en venta, un 0,5% está a disposición del alquiler vacacional y un 1,5 % se destina a alquiler turístico". Esto pone de manifiesto que efectivamente los propietarios prefieren destinar al turismo sus casas antes que a alquileres de larga duración "motivados por la mayor rentabilidad y también porque la seguridad jurídica de este tipo de vivienda turística permite que si no te pagan, se les puede desalojar al día siguiente".

También es cierto que hasta el momento esta apuesta "no está provocando un incremento del precio de los arrendamientos" ya que "en la mayoría de los casos son viviendas que en caso de no ponerse en el mercado turístico, quedarían vacías".

"En el Casco Histórico se están utilizando, principalmente, edificios vacíos o ruinosos"Pablo García Pellicer

Esta situación varía según barrios. Como era de esperar las zonas de la ciudad que cuentan con una mayor presión de viviendas de usos turístico son El Zapillo, Retamar-El Toyo y San Miguel de Cabo de Gata por su cercanía al mar, pero siguiendo la tendencia de los últimos años, el Casco Histórico se ha convertido en el gran atractivo así, desde hace cuatro años, la mitad de las VUT nuevas se ubican en esta zona contando actualmente con 404, el 26,65% del total del municipio.

Las zonas que cuentan con una mayor presión se corresponden con la calle La Reina al Paseo y Paseo a Rambla, ambas por encima del 10% del total de la ciudad y para las que hay previstas otras 49 VUT más para este 2025. Lo cierto es que en esta zona el incremento producido se debe "especialmente a los apartamentos turísticos que se están construyendo sobre edificios completos rehabilitados y que antes se encontraban vacíos o ruinosos" por lo que consideran que el impacto es "positivo".

Cierto es que la población residente en la zona ha decrecido un 4,5% pero lo desligan de estos usos turísticos a pesar de que han crecido en un 286% de forma que actualmente hay 112 VUT, cuatro veces más que oferta de alquiler residencial, con una rentabilidad tres veces superior.

La costa

El caso de El Zapillo es diferente, de hecho, es el único caso en el que sí ha habido cierto trasvase de oferta residencial a turística. Aquí se encuentra el 25,3% de las VUT del municipio contando con 374, lo que supone un crecimiento del 290% mientras la población residente ha caído un 1,32%. Hablamos de que el alquiler turístico es seis veces superior al residencial.

Curiosa es la situación de Retamar-El Toyo. Este barrio fue concebido como zonas turísticas y en los últimos años su situación se ha ido transformando con la llegada de vecinos de manera permanente de otros barrios y de otros municipios (muy importante es el número de personas llegadas de Níjar). Aquí la población residente ha aumentado en un 7,50% y aunque las viviendas turísticas han crecido, lo cierto es que las plazas turísticas han caído un 9% desde 2020. Esto no ha cambiado que la gran parte de la oferta existente esté vinculada al alquiler turístico, siete veces es superior a la oferta residencial.

El otro punto fuerte de las viviendas turísticas en la capital se sitúa en San Miguel de Cabo de Gata. Aquí la población residente ha caído un 12,36% y las viviendas turísticas han crecido un 167%, un total de 155 VUT. Explica el estudio que este uso turístico "se ha producido fundamentalmente sobre viviendas principales que se abandonan o infrautilizadas. Aún así, hablamos de una oferta turística que es 12 veces superior al residencial.

Recomendaciones

Varias son las propuestas que va a poner sobre la mesa el Ayuntamiento de Almería para tratar de prevenir posibles problemas. Quizá la más llamativa es la idea de garantizar la reversibilidad del uso turístico a residencial, es decir, cuando se vaya a solicitar la reforma de un edificio para uso turístico, deberá preverse que pueda servir también para uso residencial, esto implica que, algunos tamaños en esos apartamentos turísticos deban ser similares a los de una casa. Explicaba Cabrera la importancia de garantizar que "los apartamentos turísticos que se ponen en marcha en el Casco Histórico, por ejemplo, en caso de que el propietario quiera cambiar su uso porque ya no hay tanta demanda o por cualquier otro motivo, pueda hacerlo".

Además, dentro de estas recomendaciones que establece el plan se recoge que se "definan zonas de saturación turística y establecer límites de implantación en función de criterios objetivos, como la proporción de VUT sobre el parque residencial o sobre la población residente".

Apuesta por fortalecer el control municipal, mediante la exigencia de licencia previa a la inscripción en el Registro de Turismo, lo que permitirá una supervisión más directa de la actividad.

Y por último, proponen reforzar la lucha contra la clandestinidad y mejorar la calidad de la oferta, intensificando las inspecciones, sancionando las prácticas irregulares y fomentando un turismo sostenible y ordenado.