La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Rojo Atlántico aprobó ayer un plan de recuperación para el pez espada del Mediterráneo con el establecimiento de un TAC (total admisible de capturas), una medida que no ha gustado a los armadores, representados por Cepesca.

Rechazan los armadores esa medida para la flota de palangre de superficie de, entre otras zonas, la de Carboneras, porque considera que tendrá consecuencias negativas para los pesqueros, y también por la incertidumbre que genera sobre las cuotas que le tocarán a España en 2017, al no haberse establecido aún el reparto entre las partes implicadas.

El ICCAT ha decidido fijar para 2017 un TAC de 10.500 toneladas de pez espada, en contra de la opinión del sector. Anuncia la Comisión que para febrero del próximo año se convocará un grupo de trabajo para establecer un esquema de asignación “justo y equitativo” del TAC entre las partes contratantes.

Satisfacción
Si para los armadores y pescadores la decisión ha supuesto un revés a sus aspiraciones de obtener más cuota, para organizaciones ecologistas y defensoras del mar como Oceana es en cambio una satisfacción porque es el camino para salvar de la extinción al pez espada del Mediterráneo, una especie que registra un problema de sobrepesca desde hace más de treinta años.

Para esta organización el plan aprobado, tras tensas negociaciones internacionales, incluye una modesta reducción de las capturas, pero reducción al fin y al cabo, lo que considera como un primer paso importante en una batalla por la salvaguarda que dura ya doce años.

La ICCAT ha tenido en cuenta el fuerte descenso de la población de pez espada y está dispuesta a disponer medidas de vigilancia y control para evitar la pesca ilegal. Los armadores han advertido, de hecho, su temor por los posibles casos de ‘blanqueo’ de capturas ilegales de pez espada realizadas con redes de enmalle a la deriva.