Suele ocurrir en otras muchas facetas de la vida que los humanos solemos estrellarnos cuando tratamos de encontrar fuera de casa algo mejor de lo que tenemos en nuestra casa. 
Esto suele ocurrir también en el mundo del fútbol y la imagen del banquillo del Almería en la presente campaña vale más que mil palabras. Sergi Barjuan deja al equipo en zona de descenso, Carrillo no logra ni un solo triunfo, Néstor Gorosito consiguió mantener al equipo sin perder durante diez jornadas, pero al final la situación le superó y también dejó al Almería en zona de descenso tras acumular tres derrotas consecutivas.

Se hizo la luz
A partir de la derrota de Huesca se hizo realidad aquello de que ‘no hay mal que por bien no venga’. La actitud del técnico argentino en el banquillo y la situación desesperada en la que dejaba al equipo llevó al presidente a una situación límite y bajo su influjo vio la Luz. Una luz que le llegaba desde su propio vestuario en la figura de su capitán y amigo Fernando Soriano. Se reunió con él y con los demás capitanes, les expuso su idea y todos dieron su visto bueno para la llegada del maño al banquillo, menos el interesado que tuvo que consultar con los suyos antes de aceptar el desafío, como es natural.
Parecía una salvación imposible pero la conquista de 8 delos 12 puntos en juego sin haber perdido un solo partido ha hecho posible el milagro. Y otra vez la piedra está en el tejado de Fernando Soriano. Alfonso García quiere que siga, el maño quiere al club, así que blanco y en botella. Además la confección de la plantilla es más que probable que sea cosa de Alfonso García y el maño, mano a mano y sin director deportivo de cara a la próxima temporada en Segunda División.