Les decía la pasada semana que en Huesca solo valía ganar. Todo menos la derrota porque con ella se perdería eso que los profesionales llaman depender de sí mismos para alcanzar los objetivos. Nadie confiaba en el Lugo para que ganara en Ponferrada.

Ya no podemos hacer cuentas. Salvo las de la lechera y decir aquello de ganar los cuatro partidos y, aún así, habrá que mirar otros campos.

Cada año el final de temporada para los equipos que no hicieron los deberes se convierte en una selva donde o comes o te comerán. Ustedes me entienden. Como no se puede hablar de primas mejor hablamos de animales.

Hay que ganar tu partido y mirar lo que hacen Mallorca y Ponferradina. Ir a por el que viene y seguir mirando hacia adelante sabiendo que no depende de ti mismo la gloria.

Estamos en el fango. No tenemos margen de error y todo empezará el domingo a las siete y cuarto por conocer como les ha ido a nuestros directos rivales en la jornada.

Se van a dar partidos raros. Rivales fuertes hace unas semanas parecerán corderos. Habrá dudas y sospechas sobre comportamientos y alineaciones varias. Nada nuevo bajo el sol.

Creo que ya veníamos avisando de lo que podía pasar si entrábamos en las últimas cuatro jornadas en esta situación. Ya no me vale lo que se juegue el Oviedo o la Llagostera. Estamos en manos de los que van por delante y si no fallan nos vamos al pozo.

Alfonso García sabe que no tiene margen. Los aficionados confían en él pero no puede hacer más, ya que sigue cometiendo el error de dar mucha cancha a los entrenadores y sus errores los paga el club.

El presidente del Almería ha tenido una reunión con los capitanes y éstos le han dicho que no saben lo que está pasando. Ya se enterarán porque solo quedan cuatro jornadas para que se acabe la peor temporada de todos los tiempos.

Lo único que nos queda es ser buenos depredadores en las jornadas que quedan y que no nos coma el tigre.

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