El Atlético tiene hambre de final. Una genialidad de Saúl Ñíguez dio el triunfo a los colchoneros frente a uno de los grandes favoritos al título, el Bayern de Munich. El Vicente Calderón fue una olla a presión que llevó a los rojiblancos al gol allá por el minuto 11.  Se fue de hasta tres rivales, se plantó en el área y tuvo tiempo de pensar y colocarla lejos del alcance del portero alemán Neuer. El balón tocó en el palo antes de alojarse en el interior del la meta rival. Una jugada a la altura de la Champions League.

El Atlético sorprendió al equipo de Guardiola con un inicio eléctrico, saliendo con gran intensidad y cortocircuitó la circulación de balón de los visitantes. A cada robo, los colchoneros salían al ataque con una velocidad endiablaba y el equipo bávaro sufrió mucho para acometer unas embestidas que llegaban por ambos flancos. El cuadro de Simeone se concentró en hacer gala de su habitual solvencia defensiva ante un Bayern al que le costó mucho entrar en el partido. Aunque los bávaros fueron haciéndose con la posesión, les costó mucho hacer daño en la zona de tres cuartos y crear peligro. Al descanso se llegó con 1-0 y con las gradas cantando el himno y soñando con la final de Milán, aunque todavía tiene que jugarse la vuelta.

Sufrimiento
Fue el Bayern el que se fue arriba en la segunda mitad, con ocasiones para Alaba, que mandó la pelota al larguero, Arturo Vidal y Douglas Costa. Le tocó defender con uñas y dientes al Atlético y a su seguro bajo palos, Oblak, si bien el hombre que mantuvo a los colchoneros fue Augusto Fernández, con un partidazo en la medular.

Fernando Torres tuvo en 2-0 en el minuto 75, pero el balón se fue al palo de la meta de Neuer. Ahí tuvo medio pase a la final el equipo español. Guardiola se la jugó con Ribèry, Müller y Lewandowski en busca del empate que nunca llegó. Simeone no paró de dirigirse al público para que animara a los jugadores. De cara a la vuelta, el Atlético tiene un tesoro, y es la portería a cero. El golazo de Saúl puede valer una final de la Champions y la venganza ante el Bayern de Munich.
Mereció la pena el sufrimiento en el Calderón para festejar el triunfo colchonero ante el coloso alemán.