Al presidente le duele la boca de decir que viene el lobo y como en el cuneto de Caperucita al final nos va a comer. Grita hasta quedarse sin voz pero en el vestuario tienen la música ‘atóvoz’ como decimos en Almería.

Hemos vivido bajo su mandato la época dorada del fútbol. Sin deudas, con triunfos, con ascensos, permanencias y grandes futbolistas y entrenadores con la rojiblanca.

Iba a ser un año maravilloso, pero todo se le ha caído al presidente. Esto se le va de las manos, ya que firmó a buenos futbolistas, pero sus entrenadores contratados no le hicieron equipo. En Segunda o tienes un bloque y sabes a lo que juegas o te hundes.

El lobo viene y el presidente sigue esperando que no se coma al Almería. Insiste y se pone machacón con aquello de “no podemos perder la Liga Profesional” y le ha echado muchos euros al asunto pero...

No sabremos hasta que lo perdamos lo que hemos tenidos en Almería. En la última década prodigiosa nuestros hijos han visto a Messi o a Cristiano en Almería en un partido de abono, sin precio añadido.

Almería entera ha salido a la calle a festejar dos ascensos a Primera y hemos dado la vuelta al mundo con nuestro equipo representativo en la élite.

Hasta la temporada actual al seguidor del Almería solo le ha preocupado el partido del domingo para ganarlo. Hemos estado haciendo cuentas para mantener la Primera o para volver a ella pero nada como lo de ahora.

Vivir con el agua al cuello es un riesgo que al final se paga. Tener la Liga Profesional a 9 victorias queda tan cerca o tan lejos como los profesionales quieran.

Cuando volvamos a ser de bronce echaremos en falta el oro y el moro de los tiempos pasados. Porque viene el lobo, vaya si viene señores.

El presidente ya ha dejado claro que pasaremos de 13 millones a solo 2 y eso son muchos sueldos perdidos.

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