El mercado de invierno nos ha devuelto el acento argentino de etapas anteriores. Ha vuelto a conseguir jugadorazos que llegan con el aval de Pipo Goro y el cuerpo técnico al completo viene con la albiceste en su corazón.

Hacía tiempo que Alfonso no pasaba las noches en vela firmando futbolistas vía teléfono. Me acuerdo cuando logró convencer a Pablo Piatti, Pellerano, Bernardello y al músico Diego Valeri.

Pero no nos vayamos a otras temporadas y vamos a hacer cuentas que hemos pasado de Dubarbier solo con su guitarra a tener para hacer un gran asado argentino en el vestuario. Especialistas tenemos.

Goro y sus ayudantes (tres) llevan la albiceste en el corazón. Goñi pese a ser uruguayo ha jugado toda la vida en Argentina como Salveljich y Juan Ramírez.

No sabemos si es que ha dado con el filón. No tengo claro si firmó a buen precio pero de lo que estamos todos convencidos es de que vienen los fichajes con el aval de Goro como los Eldin, Montoro, Morcillo o Chuli eran de Sergi.

El Almería a la hora de firmar es una incógnita ya que tenemos un director deportivo que propone. Un entrenador que dispone y un presidente que tiene la última palabra.

Alfonso no ha mantenido un criterio definido para traer jugadores a lo largo de su etapa presidencial y esta temporada ha puesto de moda aquello de: “Lo que me pida el Míster”.

Los argentinos son especiales para el fútbol. Tienen un gen que les hace distintos y no nos podemos quejar de todo lo que nos dieron a lo largo de la historia.

Alfonso García se ha pasado muchas noches ‘Mirando al Mar’ como la canción de Jorge Sepúlveda para dar un toque fino a la plantilla del Almería. Qué digo fino, argentino, perdón.

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