A partir del minuto 20 el Almería que se vio sobre Montilivi fue un fiel reflejo del que ensayó el jueves en el Estadio Mediterráneo. Antes fue un equipo tan vulnerable como siempre pese a conseguir ponerse por delante cuando muchos espectadores aún no habían llegado a ocupar sus localidades. De entrada no hubo nada más que una sorpresa en la primera formación de Miguel Rivera, la ausencia de Lolo Reyes en la medular. Como estaba previsto dos discípulos de Rivera en el once inicial, José Ángel y Antonio Puertas.

Mal comienzo
Pese a la tranquilidad y confianza que debía darle al equipo el ir por delante en el marcador, el Almería se mostró en este inicio de partido tan vulnerable como siempre. Recibió el empate apenas cinco minutos después de adelantarse en el electrónico y el equipo local tuvo tres opciones importantes para adelantarse en el marcador solventadas por Casto y el larguero. Tan desajustado como siempre, impreciso, descoordinado en los relevos y en las ayudas, los almerienses parecían presa fácil para los locales que se hicieron con el control de la sala de máquinas y del juego.

Pero poco a poco el Almería fue ajustándose al guión previsto, la presión fue más coordinada, se equilibró la pelea en los balones divididos, se controló mejor las entradas de los laterales catalanes y el juego se equilibró para que nada sucediera hasta el descanso. Un doble desajuste en el inicio lo salvó Casto y a partir de ahí ocurrieron las suficientes pocas cosas como para que el Almería lograra su primer punto en un desplazamiento y para que ofreciera su versión más segura como visitante. Ofensivamente fue otro cantar. Algún intento de Chuli o Antonio Puertas y las internadas de Quique, nunca llegaron a inquietar seriamente al meta local. Ya falta menos para los 50 puntos.