Lamento la desilusión de anoche en Madrid con esa derrota del Atlético frente al Benfica, lamento la derrota del Sevilla en Turín y me alegro por el Madrid, que ganó en Suecia.

Pero es una mañana que recuerda el fútbol de anoche con lamentos. Lamento que no pudieras verlo porque aún no te hayas decidido a cambiar el móvil o la compañía o el nuevo canal. Y deduzco que en noviembre se llegarán a nuevos acuerdos, pero la próxima jornada, que va a ser en octubre, con el Madrid en París, tendrás que buscarte una televisión o un amigo que tenga ese canal porque vas a tener el mismo problema que anoche.

Lamento también las bengalas que cayeron en el Calderón, lanzadas por los seguidores portugueses del Benfica, pero no entiendo cómo pudieron burlar los registros de la policía a la entrada. No entiendo tantas incomodidades con los cacheos que te hacen sentir un sospechoso cada vez que entras en un estadio y que después a un niño de tres años le caiga una bengala encendida en el asiento de al lado, que por cierto salió ardiendo. Ocurrió anoche en el Calderón, y lo lamento y me indigna.