Chris Froome terminó la primera etapa de montaña del Tour de Francia como un extraterrestre y acabó la última, en la cima de Alpe dHuez, como un humano. Lo que ganó con su exhibición en las duras rampas del Saudet, en la Pierre Saint-Martin-"tenía programado el ataque" dijo, le bastó para dominar el resto de la carrera, aunque sufrió más de lo que esperaba en las dos ultimas etapas alpinas, las únicas en las que sus rivales intentaron de verdad ponerle en problemas.
El ciclista británico lo pasó muy mal en las rampas de Alpe dHuez, donde si no llega a ser por sus compañeros Poel y Porte posiblemente hubiera perdido el Maillot  amarillo, pero es que los compañeros están para eso.
Toda la polémica generada alrededor de datos de vatios y demás ha provocado situaciones pocas veces vistas en el ciclismo. Decia un director amigo mío que, "la culpa la tienen los reportajes irresponsables " que se han publicado estos dias y que crean sospechas”. Unos dias antes su compañero Richie Porte, había sido agredido, con la llegada de los Alpes, la situación siguió igual: insultos escupitajos... menos mal que esa gentuza es minoría, que no se que hacen viendo un gran evento como es el Tour, precisamente el numeroso publico que anima el paso de los ciclistas es lo que hace grande a la carrera francesa.
Froome ha disputado el Tour de Francia corriendo contra dos tipos de rivales: los que iban en bicicleta junto a él y los que sospechaban de su rendimiento desde el sofá.
A los primeros Ies ha ganado con más problemas que hace dos años; a los segundos va a tener más difícil convencerles de que ha ganado limpio, yo estoy convencido de que sí.