Llevo días dando vueltas a la cabeza y buscando las claves del descenso a Segunda División. Han pasado muchos días y si me preguntan a bote pronto por las causas solo las encuentro en el equipo.

Digo equipo y no plantilla. Me explico. Los jugadores eran válidos para haber mantenido al Almería en Primera y los tres entrenadores que tuvo el combinado se emplearon a fondo, pero no hubo buen rollo. Me da la sensación de que hubo distancias insalvables que nos condenaron.

Yo le dije a Rafa Góngora que el fichaje de Thievy nos iba a costar la categoría. No tengo nada contra el congoleño pero marcaba una diferencia económica y gozaba de ciertos cariñitos que no todos saben llevar.

Por el capricho del presidente se empezaba a romper la armonía. Luego que les voy a decir de la racha de Francisco o del descontrol de JIM con un equipo que se le iba de las manos. Y Sergi llegó tarde al rescate.

No le den más vueltas. No hubo tanto vestuario como se pregonaba. Era bueno, claro que era bueno, que no estuvo controlado. No se hizo conjunto. Faltó mensaje e implicación en el momento clave.

Falló el equipo y se bajó. Nadie desea que esto se vuelva a repetir pero sería aconsejable tener claro que todo suma y esta temporada ya empezamos ganando sin haber jugado. Con más de la mitad de los que nos bajaron parece que se pinta de color de rosa y... mucho cuidado.

Sergi tiene los sueños de una provincia en sus manos y deberá tomar el mando del vestuario. Hablar con el que juega es lo más fácil del mundo. El ascenso estará en el diálogo con el suplente. En saber vivir y gestionar la primera crisis.

Y el ascenso estará en algo tan fundamental como no hacer distingos con nadie. Siempre me molestó aquello de dar cariño a Thievy cuando había profesionales tan buenos como él en el banquillo.

Todo suma y todo resta. Vamos a llevarnos bien que venidos de bajar con una plantilla mejor que tres o cuatro de las que hoy disfrutan de la Primera División.


Síguenos en Twitter en

Síguenos en Facebook busca Tony Fernández Almería