No era fácil puntuar en Sevilla. Aunque en el conjunto hispalense de Unai hubo ausencias es evidente que todos los que jugaron ante el Almería serían titulares en casi todos los equipos de la categoría.
Sin embargo el conjunto almeriense regresó de vacío, una vez más, víctima de sus propios errores. De unas pifias puntuales ante las que nada puede hacer ni un técnico ni una hinchada.

Buen primer tiempo Sergi se presentó en el Pizjuán con algunos cambios significativos aunque uno de ellos, la ausencia de Trujillo del eje de la defensa, fuera visto y no visto porque pronto el canterano tuvo que saltar al campo ante la lesión de su sustituto, Ximo.
El otro la ausencia de Verza, un jugador cuyo rendimiento está muy lejos del ofrecido en otras campañas.
El primer tiempo de los rojiblancos fue francamente bueno. Superó al cuadro local en todo. Llegó con peligro a la meta local y guardó con contundencia y eficacia a Rubén. Al descanso llegó con 0-1, pero pudo haber ampliado esta ventaja si Rico no hubiera intervenido con acierto o Espinosa hubiera acertado en un remate franco que se le fue lejos de la meta contraria.
En los primeros compases la mala suerte, una vez más, volvió a jugar en contra de los rojiblancos ya que el palo rechazaba un gran remate de Zongo que hubiera sido el 0-2. Emery movió el banquillo, el Almería dio un paso atrás y el partido empezó a cambiar de signo. El momento culminante fue un centro desde la derecha del ataque local, franco para Mauro, que éste dejó muerto a los pies de Iborra.
El gol quebranta de tal modo la moral visitante que en 5 minutos vieron como el marcador cambiaba de signo tras otro centro de la derecha. Un resultado que deja al Almería al borde del naufragio total por su falta de contundencia defensiva.