Las semanas de 15 días siempre se le dieron mal a todos los Almerías que conocí. No hay nada peor que una larga inactividad en esta tierra donde de lunes a sábado jamás se perdió un partido. Me temía lo peor ante el Rayo Vallecano y no me equivoqué. La cumbre de Águilas está bien para analizar y hablar de temas de empresa pero en fútbol se habla en el campo y el Almería a día de hoy está mudo.
Y lo peor es que empieza a hablar su afición. Los pitos fueron el clamor al firmar el peor partido de la temporada. Esta vez no fue el árbitro, esta vez no hubo mala suerte ni gol en el descuento. El partido se empieza a perder en la alineación y Francisco lo reconocía en la sala de prensa.
La cumbre de Águilas solo iba a servir para dar ánimos pero en fútbol mandan los resultados y cualquier estímulo, cualquier apoyo queda supeditado a un resultado que no salió. Seguro que se podrán sacar conclusiones positivas. Solo se encajó un gol. Se dirá que imparable pero... ya no es la misma película, es cada vez peor y después de nueve jornadas los grajos vuelan bajo por Almería.
Ahora la cumbre es con él mismo. Llega el tiempo de Alfonso García y no tiene claro que tiene que hacer. Ni la Primera este año es tan fuerte ni el Almería es tan débil. Todo está inventado.