La Copa del Rey ha reportado mucho y bueno a la Villa de Vera y a su histórico club. Ser sede de la gran final del fútbol juvenil ha sido un cheque al portador para la hostelería veratense y ha reportado enormes beneficios al fútbol de la localidad. Los clubes finalistas se marcharon felices por el trato recibido y sus respectivas embajadas disfrutaron de la costa veratense y todos sus encantos.

Presidente feliz Al presidente que hizo posible que la final de la Copa del Rey se disputara en Vera no le gusta sacar pecho. Es un hombre del fútbol puro y lo suyo es trabajar. Pero ese día: “Toda España pudo comprobar la excelente organización, nos han felicitado los dos clubes y la Federación”, comenta Francisco Alonso, Frasquito, un hombre comprometido con su club y con la villa veratense que “ha vivido unos días de fiesta y de haber tenido un campo con el doble de capacidad se hubiese llenado”.
Vera es un municipio muy futbolero y Frasquito tiene mucha culpa de ello. Tanto él como su padre han dado gloria a la entidad pero “nos gustaría ser más en este barco remando por la entidad ya que todo lo hacemos por los niños de nuestras bases”.
Incombustible Frasquito, vive días felices con la puesta en escena de la Copa del Rey pero “ahora hay que volver a la carga, esto ha sido muy bonito pero tenemos que seguir luchando por nuestros canteranos día a día”.
No es un presidente de palco. No le gusta contemplar, prefiere la actividad y como futbolista de corazón y dirigente de obligación “vamos a tratar de aprovechar la inercia de la Copa y seguir creciendo como club a todos los niveles esto ha sido un buen empujón para todos”.

Lo que importa El nombre de Vera ha sonado con fuerza a escala nacional y esto hace felices a los dirigentes de un club modesto que trabaja cada día para que sus niños sean mejores en lo deportivo y en lo social. La Copa del Rey “ha sido un premio para todos pero en especial para los jugadores del club que han tenido un espejo donde mirarse”.
El nombre de Vera ha dado la vuelta a España y un club como el Real Madrid, acostumbrado a visitar l.a villa desde los años sesenta para disputar partidos amistosos, vivió por fín un partido oficial y además levantó uno de los grandes trofeos nacionales.