Me encuentro en el despacho de la Federación. Como siempre, ojeo la prensa local y la deportiva. Me detengo, porque me llama la atención, las declaraciones de Allegri, entrenador de la Juve, que acaba de perder (2-0) contra el Atlético de Madrid, y leo: "ellos conceden poco”; ellos hacen que todos los Equipos, a los que se miden, jueguen mal”; “pelean la segunda pelota”;  “ya sabíamos que se iban a equivocar poco”.

En todas estas frases, que cualquiera de ellas daría para unas cuantas horas de docencia, el entrenador explica con muy buen criterio, lo que ha pasado; a continuación, sentencia con la siguiente: "en Turin, tendremos que ser más rápidos y precisos”.

La forma de jugar del Atlético, la entendemos los expertos como presencia intensiva sobre el poseedor del balón,  que consiste, como su nombre indica, en comprimir el espacio y el tiempo al poseedor del balón para hacerle jugar en un tiempo menor al que necesita para tomar la decisión, lo que significa que juegue precipitado, sin precisión, es decir que falle.

Lógicamente, para superar esto, el jugador que sufre esa presión deberá tener previsto lo que va a hacer con el  balón antes de recibirlo y así jugar en el menor tiempo posible; no hay duda que lo mismo le ocurrirá al compañero que recibe. Esa rapidez y precisión conjunta, será la que te proporcione el triunfo.

Aunque, siempre sale algún imitador y le llamamos el equipo revelación, la verdad es que, en la liga hay pocos equipos, no más de dos, que puedan  dar ese tratamiento al juego y de ellos saldrá el Campeón;  los demás son comparsa para rellenar la liga. ¡Desde esta parte del mundo, por el bien de nuestro deporte rey!