De siempre se ha dicho que cada maestrillo tiene su librillo, aplicado al mundo del fútbol se traduce en que cada entrenador trata de inculcar un estilo y una filosofía de juego a los equipos con los que trabaja, casi siempre innegociable.
Este es el caso de Lucas Alcaraz. Por ello se pudo ver en la fría noche del pasado domingo un equipo ‘made Alcaraz’. Con dos líneas de cuatro muy juntas, fuerte presión sobre la sala de máquinas rival, intensidad y contundencia en las acciones defensivas, el no sentirse incómodo por la mayor posesión del rival y con las ideas muy claras a la hora de salir en misiones ofensivas.

Las rápidas transiciones de los rojiblancos, capitaneadas por Rubén Alcaraz y Pozo superaron a las lineas de contención del Tenerife de Martí hasta el punto de que en el cómputo global las ocasiones de ambos conjuntos fueran similares.
Por segunda ocasión consecutiva la ola del disfrute hizo acto de presencia en el Estadio Mediterráneo. Surfeando con un estilo peculiar pero efectivo sobre el océano revuelto en el que quiso conducir el choque el Tenerife, los Alcaraz consiguieron salir a flote y hacerse con el valioso trofeo de los tres puntos.

Para los ‘políticamente correctos’ que defienden contra la lógica la efectividad de los cambios en los banquillos es importante destacar que al nuevo Almería le han bastado tres jornadas para salir del descenso gracias a haber sumado 7 puntos de los 9 posibles. Venía de conseguir 2 sobre 24. Parece el Almería se ha instalado en una inercia ganadora en casa respaldada por un buen trabajo defensivo y unas transiciones ofensivas modélicas. Que siga la racha.