Si en Lugo, pese a la victoria, se pudieron ver tres versiones diferentes del Almería. Diez minutos de desconcierto tras el 0-1, un equipo competente y equilibrado posteriormente hasta el 0-2 y un tramo final del encuentro en el que fueron avasallados por los lucenses, el pasado domingo ante el Huesca el conjunto rojiblanco sólo presentó dos caras.

En el primer tiempo los de Fran Fernández se mostraron como un equipo sólido y solidario que taponó las salidas del rival, al que no le permitió que inquietara al Casto, y al propio tiempo supo desplegarse ofensivamente con criterio, aunque en los momentos culminantes estuvo precipitado, lo que se tradujo en poca claridad a la hora de alcanzar la guinda del gol.
Dirigidos por Fidel el equipo buscó adelantarse en el marcador tras el descanso obligando al Huesca a defenderse en su propio campo.
Pero poco a poco le fue cambiando la cara al equipo. La intensidad, eficacia y coordinación de la presión sobre los jugadores claves del rival bajó, lo cual fue aprovechado por el Huesca para inclinar el campo hacia la meta local y disponer de varias oportunidades. Entonces apareció Casto con dos intervenciones de categoría, para mantener virgen su portería.
Un bajón que se corresponde cien por cien con el que el equipo dirigido por Fran Fernández sufrió en Lugo y que puede estar directamente relacionado con un bajón del estado físico de algunos de sus jugadores. Corona, sustituto de un Pozo desaparecido, fue de menos a más y acabó como siendo el faro del Almería. El canterano Gaspar, que entró por un Ramón Azeez exhausto, no estuvo acertado y aportó poco al ataque y Kalu Uche tuvo sólo dos minutos.