El Almería no fue capaz de superar la primera de las diez finales que le restan en el Estadio Mediterráneo y tuvo que conformarse con un punto insuficiente para salir del descenso y para tomar aíre.
No es habitual que Soriano haga demasiados cambios en sus onces, le funcionen o no. Frente al Girona realizó tres cambios en la alineación con respecto a los que salieron de inicio en Vallecas. Motta por Ximo en el lateral diestro, Morcillo por Trujillo y Fidel por Javi Álamo en uno de los costados. Los locales que actuaron con su inalterable 4-2-3-1 y los visitantes con su habitual defensa de cinco.

En la primera mitad el control del partido y el dominio del balón correspondió al Almería, que no dejaba salir al contrario, presionaba con eficacia y tapaba con criterio los caminos que podían conducir hasta Casto.
En este primer periodo fue cuando el conjunto local se acercó más y con más sentido al área rival e incluso dispuso de una buena oportunidad en un remate acrobático de espuela de Borja Fernández ante el que René tuvo que realizar una buena parada, la única en toda la tarde.

Fruto de su dominio el equipo de Soriano dispuso a su favor de varias acciones a balón parado, entre ellas seis lanzamientos de esquina, mostrándose absolutamente inoperante e incapaz de sacar provecho de ellas.
Todo lo contrario que le sucedía al Girona que, no pudiendo superar la presión de los locales, limitó sus acciones de ataque a tratar de aprovechar la estrategia. Pese a que dispuso de menos opciones siempre dio más sensación de peligro a partir de juego detenido que su rival y, en cualquier caso, siempre terminó las jugadas no permitiendo las contras. Ofensivamente el partido se le ponía cuesta arriba a los almerienses con la lesión de Quique, su máximo artillero, por lo que no volvió a disparar nunca más sobre la meta de René.

En la segunda mitad el Girona dio un paso adelante, aprovechó una bajada en el físico de los pivotes rojiblancos y creó varias acciones de peligro ante Casto que tuvieron reflejo en el marcador porque en última instancia los defensores indálicos estuvieron listos y por la falta de acierto de Longo, en dos ocasiones, Mojica y Alcaraz, otras dos.
Ofensivamente al Almería se le veía incapaz de disparar sobre la meta foránea dando la impresión de que su única opción era una acción individual de Pozo, Puertas o Yoda o aprovechando algún despiste defensivo rival. 
Ni una cosa ni otra, por lo que al final se puede decir que el Almería de Fernando Soriano salvó un punto, que no le sirve, ni mucho menos para salir del pozo en que se encuentra, ante un Girona que buscó más el triunfo.