Jugar en casa con la presión añadida de saber que es ante su público donde únicamente son capaces de ganar y sumar, estaba claro que podía pasar factura. Y en la festividad de los Reyes Magos la pasó al Almería.

Pese al buen trabajo que el equipo realizó ante el Mirandés, Soriano, que vio el partido desde una cabina, introdujo tres cambios para volver a contar son su guardia pretoriana en casa en detrimento de Juanjo, Isidoro y Azeez. Se equivocó de pleno porque Ximo no mejoró a Isidoro; Pozo estuvo a años luz de Azeez y Puertas aportó poco, menos que Juanjo.
Bordalás, técnico azulón, vio el cielo abierto cuando Soriano decidió dejar en el banquillo al único jugador con capacidad de recepcionar y distribuir en el juego directo. Mandó realizar una presión adelantada a sus hombres que ahogó la salida del balón de los locales que sólo a impulsos del corazón inquietaron la meta contraria.

Sin pólvora
Comenzó el duelo con dominio visitante, lo que le llevó a disponer de una clara oportunidad que el extremo Dani Pacheco se encarga de fallar de forma estrepitosa. El Almería reacciona ofreciendo quince minutos en los que tuvo el balón y se acercó con peligro al área rival, pero con poca pólvora y nula puntería, lo que propició que los disparos en buenas condiciones de José Ángel, Jorge Morcillo y Fidel Chaves lamieran los palos, pero por fuera. Se cierran los primeros cuarenta y cinco minutos con equilibrio en el juego y cuatro córners a favor de los almerienses por dos de los madrileños.

Ocasiones y miedo
En el segundo periodo quedó claro desde el comienzo que los visitantes daban un paso hacia adelante en busca del gol. Ponen cerco a la meta de Casto y a los siete minutos ya había lanzado en tres ocasiones de esquina y obligado al meta a su primera intervención de la tarde. Replicó Ximo con un disparo desde fuera del área que salva Alberto en gran intervención, en una acción de ataque aislada de los locales. Vuelven los visitantes a la carga y a punto de alcanzarse el primer cuarto Molina estrella el balón en el palo de Casto.

Soriano da entrada a Chuli por un desaparecido Pozo y a Fran Vélez por Diamanka, el jugador con más criterio de la medular rojiblanca. El cambio surte efecto porque Chuli desestabiliza a la bien organizada defensa rival. Marca un gol anulado por fuera de juego previo y dispone de la ocasión más clara que salva Alberto con los pies. El Getafe se asusta, el Almería aprieta pero no ahoga. Los dos equipos tratan de nadar guardando la ropa y, cuando el encuentro se encaminaba con paso lento, pero firme al empate sin goles, llega una mala cesión desde la media a Casto que acaba en un córner que aprovecha Jorge Molina de cabeza para adelantarse a la defensa local y darle los 3 puntos a su equipo.