La Voz de Almeria

Universidad de Almería

Dos investigadores almerienses, padre e hija, hallan un posible remedio para la anemia

Ana Soriano está cursando una beca Marie Curie en Irlanda, y Miguel Soriano, trabaja como profesor titular en la UAL

Grupo de investigación multidisciplinar al que pertenecen Ana y Miguel Soriano.

Grupo de investigación multidisciplinar al que pertenecen Ana y Miguel Soriano.Europa Press

Karolina Lewandowska
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Hace unos días se hacía pública la noticia de que un grupo multidisciplinar liderado por Ana Soriano Lerma y María Inmaculada López Aliaga, investigadoras de Departamento de Fisiología, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos y del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada, ha investigado los efectos del consumo de una dieta basada en leche de cabra fermentada en forma de yogur en un modelo animal de anemia por deficiencia de hierro, relacionando las propiedades de mejora de la salud intestinal de la lecha de cabra fermentada con la recuperación de esa anemia ferropénica, la más común del mundo. 

Como es frecuente en el mundo científico, en la investigación tomaron parte otros investigadores, entre ellos, Miguel Soriano Rodríguez, del Centro de Investigación en Agrosistemas Intensivos Mediterráneos y Biotecnología Agroalimentaria de la Universidad de Almería, dando así lugar a un fenómeno que rara vez se ve. 

Ana Soriano Lerma, una de las dos investigadoras principales, y Miguel Soriano Rodríguez, otro de los investigadores, son padre e hija. 

Siendo ambos de Almería, le dedican su vida a la investigación. Ana, la hija, de momento está cursando la beca Marie Curie en el centro Teagasc de Irlanda, mientras que Miguel, el padre, sigue desarrollando su labor como profesor titular en la Universidad de Almería en el Departamento de Agronomía. 

Teniendo en cuenta la relación de parentesco entre los dos y la pasión que comparten por la ciencia, no es ningún secreto que el amor que le tiene Ana a la investigación le viene de su padre. “Cuando era más joven no tenía muy claro si dedicarme a la farmacia o la medicina. Yo veía trabajar a mi padre y me gustaba su día a día. Es verdad que trabaja más horas de las que debe, pero su trabajo me parecía muy estimulante. Por eso, terminé decantándome por la farmacia. Tienen una formación más orientada a laboratorio y a la investigación”, narra la joven investigadora.  

Trabajo y capacidad

Además de ser su inspiración y su compañero en el grupo de investigación, Miguel Soriano ha sido el ‘maestro en la sombra’ de su hija: “Me ha enseñado muchas cosas, también a nivel personal, me ha enseñado a gestionar emocionalmente las cosas de la ciencia”, añade Ana. 

Dejando a un lado el orgullo paterno, que es inmenso, Miguel Soriano reconoce que su hija es uno de los mejores discípulos que ha tenido por su trabajo y su capacidad. “En realidad me siendo un poco responsable de haberla metido en este mundo tan complejo, ya lo está sufriendo desde el principio”, reconoce Miguel Soriano. Y es que se trata de un mundo bastante complicado. Según trasladan ambos investigadores la investigación es un ámbito que necesita tiempo, dinero, existen muchas tenciones y competencia, así como también tensiones.

Sin embargo, todo ello parece un problema menor cuando puedes ir de la mano con una de las personas que más te quiere. “Siempre acabo hablando de trabajo con mi padre, pero no creo que eso sea malo. Al final no todo el mundo tiene a alguien dentro del campo que les entienda. Eso es una ventaja, es decir, soy una afortunada por tener a alguien que me guíe en esto”, concluye Ana Soriano.

Una alimentación más saludable

Tanto padre como hija, además de compartir trabajo, también comparten un objetivo: que la alimentación sea más saludable.
“Tanto en Almería, yo, como en Irlanda, mi hija, se están investigando el paso de los microorganismos que hay en el suelo a las plantas, y luego por tanto, a nosotros. Esta circulación se ha perdido con la industrialización de la alimentación . Entonces, la investigación de estos alimentos que si poseen estos microorganismos, y cómo influye en el microbioma es una cosa que puede ser muy buena”, señalan ambos investigadores.
Asimismo, ambos están intentando colaborar el uno con el otro en esa investigación, y además pensando en las siguientes. “En la ciencia cuando descubres algo ya estás pensando en las siguientes líneas de investigación”, explica Ana Soriano.
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