El padre de Gabriel, el niño asesinado en febrero de 2018 en la localidad almeriense de Las Negras, en Níjar, ha roto su silencio tras años alejado del foco mediático, debido a que no se encontraba preparado para "la fuerza y el desgaste al que te somete la exposición pública".

Esta aparición tiene lugar horas después de la declaración de la pareja de Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato del menor, ante la jueza a raíz de las amenazas a Patricia Ramírez, la madre de Gabriel. Dicho juicio se ha celebrado en la mañana de este lunes, 8 de septiembre, en una comparecencia telemática ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Almería.

En una entrevista para el programa El Tiempo Justo, de Telecinco, Ángel Cruz ha repasado cómo ha vivido estos años, cómo se desarrolló la investigación y qué sintió al sentirse traicionado por Ana Julia, su pareja de entonces. "Cuesta mucho recuperar la ilusión en la vida, pero tienes que seguir viviendo. No estamos preparados para que un hijo se marche antes que su padre", relata.

Sentimiento de culpa y alivio

Ángel lleva desde entonces tratando de buscar una explicación a lo ocurrido, aunque sin éxito, y no puede evitar sentirse culpable: "Queda sentimiento de culpabilidad, le doy muchas vueltas en mi cabeza para ver qué podría haber hecho para evitar todo aquello, indicios de que ella (Ana Julia) era mala persona y no quería a Gabriel... pero por más vueltas que le das no encuentras explicación".

En este sentido, el perdón de Patricia ha sido fundamental durante estos años. “Es lo que a mí me permite levantar la cabeza y convencerme a mí mismo de que yo no era culpable y de que no pude hacer nada para evitarlo”, apunta.

De otro lado, el padre del pequeño Gabriel confiesa que durante la investigación llegó a sentir alivio al conocer la implicación de Ana Julia: "Cuando la Guardia Civil me dijo que era una de las principales sospechosas sentí alivio, porque pensé que le estaba cuidando. Pensé que alguien la estaba extorsionando, que todo lo hacía por conseguir dinero, por lo que pasé de tener mucho miedo a tener una sensación de tranquilidad. Alguien en quien yo confiaba estaba relacionado con su desaparición".

Sin embargo, una vez descubrió que se trataba de la asesina de su hijo, el alivio se convirtió en ira. "Además de la pérdida, tienes el sentimiento de traición. La pena no te envenena; la traición, sí. Te dan ganas de matarla. Le dije a la Guardia Civil que quería verla, pero no me dejaron", lamenta.

"No hay un amor igual"

Tras años de reflexión y duelo, Ángel tiene claro que aquello no supuso el fin para su hijo, y es que en aquel momento se negaba a aceptar "que la vida había terminado para él con ocho años". "Ahora sé que no ha terminado, que nos volveremos a encontrar", confiesa, y añade: "Cualquier padre, a la persona que más ama es a su hijo, no hay amor igual ni más puro".