Si observamos con detalle podemos constatar que nuestras vidas están consolidadas a base de una repetición de adios y gestos dignos de consideración y que una vez estudiados quedarán establecidos como tipo con características esenciales, que nos sobrevive de generación en generación, y contribuye a consolidar nuestras creencias de que nada hay nuevo bajo el sol y de que todos los hombres son iguales. Por ello nos resultan extraños los acontecimientos que, dia a día, reproducen hechos vividos con anterioridad por otros y que constituyen nuestro pasado, ni nos resultan extraños los acontecimientos que se viven en nuestro entorno social. No nos resultan ajenas esas expresiones que soltamos a veces al comentar sucesos: “ ya me lo esperaba” “ eso era fácil de prever “ , “ no me extraña nada “, “ tarde o temprano tenía que suceder” “ lo esperaba todo el mundo”. Porque por el solo hecho de vivir en sociedad , ya llevamos ganadas unas experiencias de todo lo vivido por nosotros y por los que nos antecedieron. Y esto contribuye a que no nos desanimemos con los acontecimientos que nos está tocando vivir. Situaciones iguales y mucho peores han soportado nuestros contemporáneos y los que vivieron antes y en otros lugares y todo se superó a base de tener confianza en Dios y en el trabajo del hombre. El hombre ha superado en todas las épocas etapas difíciles e incluso peores que las que nos está tocando vivir y las ha superado a base de fé y de trabajo . Lo mismo nos ocurrirá ahora. Superaremos las dificultades y seguiremos adelante, porque tenemos fe y capacidad de trabajo.